jueves, noviembre 21, 2024
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Potencia seismo de Lorca se debió a que la energía salió en una sola dirección

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Los expertos se preguntaban cómo un terremoto aparentemente pequeño de 5,1 grados de magnitud pudo causar tantos daños -nueve muertos, 324 heridos y el derribo de un millar de viviendas- y la respuesta puede encontrarse en ese fenómeno físico de «la directividad».

Consiste en la ruptura progresiva de la falla en una determinada dirección y a una velocidad similar a la de propagación de las ondas de cortante del terreno y eso provoca que gran parte de la energía de la ruptura llegue concentrada en forma de «un único y potente pulso de movimiento».

«Es como si la energía liberada durante el sismo llegase procedente de una única dirección y concentrada en un instante, en una sacudida aislada», afirma Carlos Gordo, investigador del Grupo de Ingeniería y Morfología del Terreno de la Universidad Politécnica.

El investigador asemeja el fenómeno al que produce un avión cuando rompe la barrera del sonido y produce una explosión sonora, pero señala que se trata de una singularidad del temblor de Lorca porque el fenómeno de directividad no suele estar asociado a eventos sísmicos de magnitud moderada, como fue el del 11 de mayo de 2011.

Aunque los efectos de dicho fenómeno son conocidos hace tiempo como potenciadores de la intensidad de los terremotos, este es un factor que no se había analizado de manera sistemática en eventos de magnitud menor a 6,5 grados en la escala de Richter.

Las aceleraciones registradas durante el terremoto de Lorca y los espectros de aceleraciones calculadas a partir de estas «excedieron ampliamente -hasta el triple- los valores esperables predichos por los modelos regionales actuales de peligrosidad sísmica» y también los valores establecidos en las normativas española y europea de construcción sismorresistente.

Por ello la consideración del factor de direccionalidad puede tener «importantes consecuencias» para el diseño sismorresistente de obra pública y edificación, a la hora de planear construcciones y edificios más resistentes a los posibles desplazamientos que pueden sufrir y soportar estructuras rígidas durante un temblor de tierra.

En el estudio también ha participado la Universidad de Stanford para comparar la directividad en Lorca con la de otros terremotos devastadores como los de San Fernando (California) en 1971, el de Kobe (Japón) en 1995 o el de L’Aquila (Italia) en 2009. 

 

Redacción

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