«Sé que me van a echar a los leones con esta película», admite el realizador de «Pa negre», consciente del malestar que genera a priori en la opinión pública que la familia real saudí, a la que se relaciona con la muerte del periodista Jamal Khashoggi, respalde esta producción.
«Tengo la espalda preparada, porque quien da la cara es el director. Tendré que apechugar con ello, no me queda más remedio», se resigna.
En una entrevista telefónica con Efe, Villaronga explica que hace más de tres años Andrés Vicente Gómez, uno de los más reconocidos productores españoles de los años 90, responsable, entre otras, de cintas como «Belle Epoque», que logró un Óscar en 1992, le propuso dirigir esta importante producción de cerca de 18 millones de euros.
«Yo estaba muy reticente, por dos veces dije que no, porque no conocía nada del mundo árabe. Y aunque se iba a rodar la mayor parte en Inglaterra, todo tenía que ver con la Arabia de los años 20, de la que no tenía ni idea», explica Villaronga, que reconoce también «alguna reticencia personal, pero de eso no quiero hablar», apunta.
Luego, añade, el escritor y guionista Ray Loriga, que coescribe el guion, le comentó que «se trataba de una historia que no tenía que ver con la situación actual de Arabia y finalmente Andrés Vicente me dijo que me lo tomara como una aventura, y así lo hice, y eso es lo que ha sido», remata.
Así se gestó «Nacido rey», una cinta que narra la histórica visita del entonces príncipe Faisal al Londres imperial de 1919, un hecho histórico del que se cumple ahora cien años.
Se da la circunstancia de que Arabia Saudí reabrió en 2018 una única sala de cine tras más de tres décadas de cierre total por orden gubernamental en cumplimiento de las severas restricciones normativas a las libertades individuales, la cultura, el ocio y cualquier manifestación artística.
Ahora, el gobierno planea el estreno de «Nacido rey» en el marco de los premios rey Faisal, que se celebran el próximo 24 marzo; en junio, ha confirmado Villaronga a Efe, la cinta llegará a España de la mano de A contracorriente.
Aunque este ha sido el primer largometraje rodado en Arabia Saudí, Gómez ya había trabajado antes en el reino ultraconservador; a la muerte de su esposa, la periodista Concha García Campoy, trasladó su residencia a Riad y allí trabajó en varias series de televisión.
Y en las navidades de 2012 produjo en Madrid el musical «El último jinete», financiado por las hijas del entonces monarca Abdalá, que asistieron a su estreno en los Teatros del Canal.
Pero un director independiente como es el creador de «Aro Tolbukhun. En la mente de un asesino» (2002), tuvo su «poquitín de rechazo» al hecho de rodar por encargo; y tampoco estaba acostumbrado a contar con tanto dinero ni a rodar tan lejos.
«Y al final eso ha sido lo más fácil, la complicación ha sido la posproducción, porque ahí sí que intervenían mucho los árabes, pero no por las cosas que la gente puede imaginar, sino en asuntos como el vestuario, por frases que no diría nunca un árabe, o el propio trato con las mujeres. Es un país como ultramoderno para unas cosas y medieval para otras», resume.
Pero precisa que «tratar con ellos allí se ve diferente de como se ve desde España, y ellos mismos también lo viven de otro modo, la gente (y más la gente joven) está encantada con lo que hay».
«Yo no he tenido ningún cargo de conciencia. He tenido que disculparme delante de amigos -admite-, pero reconozco que me interesaba mucho la historia de cómo se hizo la partición de Arabia».
Aclara que la película «cinematográficamente es muy mona, muy fácil y muy muy blanca», y asegura que en ningún momento lo vio como «algo político».
«Sé que me van a decir cosas feas por hacer esta película. Pues qué vamos a hacer, las oiremos», acepta el Premio Nacional de Cinematografía de 2011.
Redacción