sábado, noviembre 23, 2024
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¿Por qué cambiamos la hora y hasta cuándo lo haremos?

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Dicen que la primavera la sangre altera, pero lo que de verdad altera es nuestro horario. Durante la madrugada del domingo 31 de marzo, todos los europeos deberemos adelantar nuestros relojes una hora para adaptarnos al nuevo horario de verano. A las 2:00 h serán las 3:00 h.

La modificación, que parte de una normativa europea de 2008, tiene como objetivo conseguir que nuestro horario de actividad coincida con las horas de luz solar para reducir el consumo energético. De este modo, los días son más largos y las noches, más cortas, como también lo es nuestro período de descanso.

La medida tiene sus orígenes históricos en la Primera Guerra Mundial, período en el que se aplicó por primera vez con el objetivo de favorecer el llamado esfuerzo de guerra, al permitir tener abiertas las fábricas durante una hora más. Se incrementaba de este modo la productividad.

El cambio de horario suscitó en 2018 un profundo debate entre partidarios y detractores. La Comisión Europea, capitaneada por Jean-Claude Juncker, puso el tema sobre la mesa planteando una consulta ciudadana. Los resultados desvelaron que el 83 % de los votantes (de un total de 4,6 millones de europeos) estaba a favor de suprimir esta norma.

Con estos datos en la mano, la Comisión anunció que el último cambio de horario se realizaría en la primavera de 2019. Para que esto sucediera, los gobiernos de los estados miembros tendrían que optar entre el horario de invierno y el de verano. A pesar de este impulso de alto nivel, no se consiguió un consenso claro sobre la propuesta.

Por este motivo, la Comisión de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo aplazó la toma de una decisión definitiva hasta el año 2021, momento en el que todavía se va a necesitar la aprobación de la Eurocámara para que la medida sea efectiva. El organismo se reserva, además, el derecho de prórroga, de manera que podría posponer todavía más su aplicación.

El cambio horario en España

Hasta la Segunda Guerra Mundial, España seguía el mismo huso horario que los países situados en el meridiano de Greenwich, Reino Unido y Portugal. En ese momento, se adoptó el huso horario que utilizaba Alemania, como hicieron la mayoría de países del continente. Después de la guerra, la mayoría volvieron a su anterior huso horario, pero en España, plenamente sumergida en el franquismo, se mantuvo el horario alemán.

Los partidarios de volver al antiguo huso marcado por Greenwich (o lo que es lo mismo, mantenernos en el horario de invierno permanentemente sin realizar el cambio) sostienen que ayudaría a que nuestra actividad fuera más acorde con la luz solar. Este factor conllevaría un cambio de hábitos que tendría un efecto positivo para mejorar la conciliación laboral. Lo haríamos todo más pronto: nos levantaríamos más temprano y comeríamos a la hora europea, entre las 12 y la 1. Además, evitaríamos despertarnos cuando todavía es de noche. Aun así, el día seguiría siendo muy largo, ya que anochecería sobre las 20:30 h en los meses de verano.

También hay quienes abogan por seguir realizando el cambio. Y es que el horario de veranotiene sus ventajas: adapta nuestra actividad a las horas en las que amanece y anochece, que son diferentes durante el año, además de tener un impacto económico positivo en el sector del ocio y el comercio. Por tanto supone, al menos teóricamente, un ahorro en el consumo de energía. El horario de verano hace que estemos alineados con otros países de nuestro entorno como Italia o Francia.

Si, finalmente, la Comisión Europea aprueba la revocación del cambio de horario, aunque sea a casi tres años vista, tendremos que adaptarnos y ver qué efectos reales tiene sobre nuestra vida cotidiana. De momento, demos la bienvenida al horario de verano.

 

Fuente El Blog de Caixabank

Redacción

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