viernes, noviembre 22, 2024
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«Me llamo Violeta», un documental sobre los retos de los menores transgénero

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Violeta es la hija del actor porno Nacho Vidal y de Franceska Jaimes, quien a los seis años sorprendió a sus padres diciendo que quería vestirse y llamarse como una niña.

La película, dirigida por David Fernández y coproducida por Mediapro y Polar Star Films, cuenta su historia y otra con menos suerte, la de Alan, un menor ‘trans’ que se quitó la vida en 2015 con 17 años víctima del acoso escolar.

«El objetivo final de este documental es ayudar a padres que no tienen información y no saben actuar cuando se les presenta el caso de tener un hijo o una hija transexual», explica a Efe Fernández.

«Asimismo, queremos llegar a un público generalista para que tenga una visión de la realidad sobre estos niños, ya que apenas hay información sobre el tema», agrega.

Ante la pregunta planteada al inicio, no hay respuestas claras. Un «no lo sé», «no lo tengo claro», caras dubitativas o encogerse de hombros, es lo que hacen y dicen algunos de los niños y niñas que interpretan a Violeta en el documental, ya que la fiscalía de menores no permitió que apareciera ella de manera reconocible.

«La fiscalía no nos dejó que apareciera el rostro de Violeta por el simple y mero hecho de que es una niña transgénero. Aquí está la paradoja que queremos denunciar, y es que a estos niños que no son transgénero sí que se les puede reconocer la cara, mientras que a Violeta no se la puede ver», explica el director.

«No me puede decir un señor que no conoce a mi hija, que no conoce a mi familia, que no conoce la situación, que yo no le puedo llamar a mi hija Violeta», critica Nacho Vidal en el documental, ya que su hija tuvo que esperar tres años para que le cambiaran el nombre en el DNI.

La otra historia, la de Alan, pone un contrapunto más amargo por su final trágico a pesar del apoyo con que contaba en casa. «Queríamos poner el acento en que no todos los casos son un éxito, sino más bien todo lo contrario, el tránsito es muy complicado en los menores», aclara Fernández.

Además de estas dos historias, el documental cuenta con testimonios de otras personas transexuales que ilustran a través de sus vivencias las decisiones importantes que va a tener que tomar la niña según vaya creciendo.

«El primer desafío al que se ha tenido que enfrentar Violeta es ir al colegio vestido de niña, cambiarse el nombre, y que se lo reconozcan en el registro civil. Pero ahora ya con 11 años y a punto de entrar en la adolescencia tendrá que enfrentarse a decisiones como la de tomar bloqueadores de hormonas o si va a querer operarse», explica el director.

De esta manera, Fernández recalca que lo que más le ha sorprendido durante el rodaje del documental es la «madurez y lo empáticos» que son los niños, ya que muchos desde muy pequeños se han tenido que enfrentar a situaciones complicadas. 

Redacción

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