Financiado con fondos europeos, el proyecto Life Baqua de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) busca «sustituir buena parte de las piezas y bolsas de plástico que la gente utiliza día a día por materiales de origen natural”, ha detallado este lunes su coordinador del proyecto, Mario Monzón, durante la jornada de presentación de los resultados obtenidos durante los tres años que se ha alargado la investigación.
La cita de este lunes ha buscado involucrar a diferentes sectores de la sociedad en el proyecto y ha contado con la presencia de posibles inversores de otras regiones de la Unión Europea (UE) como Martinica (Francia) o Madeira (Portugal), ha señalado Monzón.
A su juicio, este «es un momento estratégico» para que este proyecto pueda llevarse a la práctica, debido a «la gran demanda a nivel mundial de materiales sostenibles que sustituyan a los plásticos».
«La idea es que en Canarias se puedan montar hasta cinco plantas para la extracción de fibras, una en Gran Canaria, dos en Tenerife y dos en La Palma», ha apuntado el coordinador para señalar que éstas serían las tres islas donde «los números indican que podría ser rentable».
En la actualidad el proyecto se encuentra en fase de estudio para su implantación industrial, tanto en el archipiélago como en otras regiones de la UE.
Para el rector de la ULPGC, Rafael Robaina, Life Baqua es “un ejemplo de cómo las universidades pueden contribuir a la economía”, en este caso en concreto a la economía canaria, donde los empresarios deben «mentalizarse y empezar a invertir en este tipo de ideas», ya que, en su opinión, tanto las empresas como la institución académica «se deben a la sociedad».
Las fibras extraídas de los rolos de platanera han permitido a los investigadores de la ULPGC la creación de elementos como tejidos y bolsas que pueden emplearse para proteger la propia piña de la platanera en las plantaciones, sustituyendo a las bolsas sintéticas que en la actualidad se emplean en la agricultura.
De esta forma, surgiría un modelo de «economía circular», porque «el material que sale de la plantación regresa a la misma en forma de bolsa», ha destacado Monzón para recordar que las mismas fibras también se pueden emplear para reforzar piezas de plástico de todo tipo como interiores de vehículos.
Con la pulpa de los rolos de platanera, obtenida durante el proceso de extracción de las fibras, los investigadores han logrado crear aditivos para pienso de peces.
«Estamos muy contentos porque el cien por cien del rolo de la platanera se utiliza e, incluso, el líquido que sale del mismo también tiene una serie de propiedades que podrían tener mucho interés», ha concluido el coordinador e investigador para adelantar que en próximos proyectos podrían empezar a estudiar qué aplicaciones puede tener dicho líquido.
Estrella Digital