Según ha informado el hospital barcelonés en un comunicado, la experiencia de la inducción mecánica al parto en casa ha sido tan positiva que ha conseguido que el 81 % de los partos inducidos sean vaginales.
El proceso de inducción al parto comienza en casa de la madre, un entorno que, según el hospital, «no es estresante, no está medicalizado e incluye a las personas que ella ha elegido para acompañarla, lo que mejora mucho la experiencia del parto, tanto para la madre como para su familia».
Las mujeres que necesitan una inducción son cada vez más, debido a un incremento de los factores de riesgo como la edad, obesidad, problemas de hipertensión o enfermedades del bebé, como que crezca demasiado o que sea demasiado pequeño.
Hasta hace poco, los procesos de inducción al parto, un proceso obstétrico que se aplica a una de cada cuatro mujeres embarazadas, se basaban en la administración de fármacos que obligaban a un control hospitalario del bebé y de la madre, a menudo con partos largos y difíciles.
Ahora, la inducción mecánica del parto consiste en realizar una serie de procedimientos para iniciar el trabajo de parto y finalizar la gestación y se indica en casos en que continuar el embarazo supondría un mayor riesgo o en el caso que no se haya iniciado un trabajo de parto espontáneo en la semana 41 de gestación.
Según los médicos del Sant Pau, «la inducción mecánica al parto es la forma más segura para dar a luz y prácticamente no tiene efectos secundarios, evitando además la medicalización del proceso del parto».
Por eso, siguiendo el ejemplo de países como Reino Unido y Australia, este hospital ha iniciado este proceso de inducción al parto en casa de la madre, donde «se evita el estrés que causa el ámbito hospitalario y las familias pueden participar mucho más y mejor del proceso del parto».
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