Así lo reflejan los últimos datos facilitados por el Ministerio de Educación, que revelan una tendencia ascendente en las matrículas de universitarios chinos en los tres últimos cursos, con 8.397 en el 2015/2016 y 9.416 en el 16/17.
Madrid -según los datos del curso 17/18- es la comunidad que prefieren estos alumnos para cursar estudios de grado o máster, con 4.972 matriculas; seguida de la de Cataluña, con 2.352; Andalucía, con 878; Castilla y León, con 673, y Valencia, con 559.
Este ascenso se debe en gran parte al incremento de la demanda de hispanistas en China, según Fernando Larraz Elorriaga, profesor adscrito al Departamento de Filología, Comunicación y Documentación de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), que dirige dos de los másteres que se imparten en sus aulas.
«Las universidades chinas que ofrecen el título de filologías extranjeras en general tienen muy pocos profesionales con una cualificación alta de estudios en lengua española», detalla Larraz, y especifica que muchos de estos alumnos, después de hacer un máster, quieren seguir estudios de doctorado para poder trabajar en las facultades del país asiático.
Encargado del máster en Estudios Literarios y Culturales Hispánicos y del de Investigación en Literaturas Anglófonas e Hispánicas Contemporáneas, el profesor recuerda también que otros estudiantes pretenden trabajar en alguna multinacional china con intereses en España o en América Latina.
Y destaca la gran preparación de estos estudiantes, que tienen que acreditar un nivel C1 de español, y «pasar una dura criba», como hicieron los 27 alumnos chinos que cursan este año uno de los másteres que imparte (de un total de 28 en clase) y que fueron seleccionados entre 300 candidatos.
«Los trabajos que presentan, con los que les evaluamos, son perfectamente homologables a los de cualquier otro máster», subraya Larraz, y afirma que estos estudiantes «vienen con un expediente muy alto y dispuestos a trabajar».
Liheng, que ahora trabaja en la oficina de visados de la Embajada de China en Madrid, es una de estas estudiantes que han pasado por la universidad española. Estuvo en la Complutense madrileña donde se matriculó para estudiar un Grado en Filología Hispánica, que más tarde completó con un máster de Enseñanza de Español como Segunda Lengua.
«Mi madre decidió que viniera a estudiar porque desde hace años en China se da mucha importancia al español, principalmente para encontrar trabajo», cuenta Liheng, y recuerda que los 5 compatriotas con los que compartió clases en Madrid regresaron a China para trabajar en la universidad.
Aunque antes de asistir a la universidad estudió castellano seis meses (tres en China y otros tantos en España), Liheng reconoce que no lo tuvo fácil, principalmente porque «los españoles hablan muy rápido», por lo que tenía que grabar las clases y se las escuchaba el fin de semana varias veces, antes de redactar los apuntes».
También tuvo dificultades con las referencias religiosos que trufan la literatura y la historia de España, que le eran desconocidas.
En este sentido Larraz, insiste en el «gran esfuerzo» que hacen estos estudiantes extranjeros para superar estas diferencias, insiste en que se siente «muy a gusto» con ellos y cuestiona a algunos colegas que dicen que rebajan el nivel de la universidad, algo que cree que «depende de cómo se gestione».
También subraya la gran disposición de estos alumnos a trabajar en un ambiente muy diferente al que viven en las aulas chinas, ya que, como explica Liheng, «aquí puedes tratar a los profesores como si fueran tus amigos e incluso quedar con ellos».
«En China tenemos mucho mas respeto a los profesores. Nunca van a ser tus amigos, tienes que usar el usted y no protestamos mucho en clase», relata, mientras se deshace en elogios a los «buenos profesores» con quien ha coincidido en España.
Olivia Alonso