viernes, noviembre 22, 2024
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Protocolo ante muertos por coronavirus: el cadáver se velará en ataúd cerrado

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Así lo determina el documento «Procedimiento para el manejo de cadáveres de casos de COVID-19», actualizado este miércoles por el Ministerio de Sanidad y que recomienda no realizar autopsias a las personas fallecidas contagiadas por coronavirus.

En el informe de 11 páginas, Sanidad indica que, aunque no hay evidencia del riesgo de infección a partir de cadáveres de personas fallecidas por el COVID-19, de acuerdo a lo observado para otros virus respiratorios y por precaución se considera que podrían suponer un riesgo de infección para las personas que entren en contacto directo con ellos.

En declaraciones a Efe, Alfredo Gosálvez, secretario general de la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (Panasef), que engloba al 75 % de las empresas funerarias, ha afirmado que la preocupación del sector en este momento es preservar a las familias de los fallecidos y al personal de las funerarias para evitar la generación de focos de contagio.

Entienden que el protocolo de Sanidad es «suficientemente seguro» y lanzan un mensaje de tranquilidad, al mismo tiempo que reclaman al Ministerio que el personal de las funerarias sea considerado «personal sanitario al ser el último eslabón de la cadena de la salud pública».

Es decir, reclaman que en caso de desabastecimiento se garantice que cuenten con mascarillas y trajes especiales para el traslado de cadáveres y así evitar el riesgo de contagio.

«Si el personal de las funerarias se contagia y tiene que estar sometido a cuarentena, ¿quién entierra?», argumenta Gosálvez.

Aunque reconoce que ni el Ministerio ni las comunidades autónomas han restringido de momento la celebración de funerales y velatorios en los tanatorios, estos organismos están adoptando decisiones libremente.

Así, según ha podido saber Efe, algunas empresas están recomendando «ceremonias privadas o de poca gente».

Estas son algunas de las principales recomendaciones del documento publicado por Sanidad en el que han participado, entre otras, la Asociación española de Anatomía Patológica y el Instituto de Medicinal Legal de Madrid:

– El cadáver debe ser transferido lo antes posible al depósito después del fallecimiento.

– Se debe permitir el acceso de los familiares y amigos del fallecido para despedirse, pero «sin establecer contacto físico con el cadáver ni con las superficies u otros enseres de su entorno o cualquier otro material que pudiera estar contaminado».

– Las personas que vayan a ver el cadáver deben tomar precauciones usando una bata desechable, guantes y una mascarilla quirúrgica.

– El cuerpo, que debe ser manejado por personal provisto de equipos de protección individual, debe introducirse en una bolsa sanitaria estanca biodegradable y estar pulverizada con desinfectante de uso hospitalario o con una solución de hipoclorito sódico.

– Una vez que el cadáver esté adecuadamente empacado en la bolsa, se puede sacar sin riesgo para conservarlo en el depósito mortuorio, colocarlo en un ataúd para llevarlo al tanatorio, enviarlo al crematorio o realizar el entierro.

– El personal de la funeraria tiene que ser informado de que el cadáver es de una persona con coronavirus.

– Una vez en el tanatorio, se puede ofrecer servicio de velatorio para el fallecido, pero éste será con el ataúd cerrado, conteniendo el cadáver introducido en la bolsa sanitaria estanca.

– La bolsa con el cadáver puede introducirse en un féretro normal, sin que sean precisas precauciones especiales.

– El destino final puede ser entierro o incineración, en las condiciones habituales.

– Las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que suponga ningún riesgo. 

 

Estrella Digital

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