López del Pozo, que comanda el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, encargado de coordinar Balmis, ha explicado que esta es una de las lecciones aprendidas en esta operación, unida a la revisión de la sanidad militar, donde también «hay una verdadera línea de mejora».
Durante su participación este jueves en el «webinario» «Seguridad y Defensa Nacional post COVID-19» organizado por Centro Superior de Estudios de la Defensa (Ceseden), López del Pozo ha indicado que una de las «grandes estrellas» de Balmis ha sido la desinfección de estructuras, como residencias de mayores, centros sanitarios o estaciones de transporte.
Estas tareas, ha reflexionado, normalmente son poco demandadas y por ello se tiende a «dejarlas caer» cuando «son fundamentales». Por ello, ha destacado que los militares están ahora formando en labores de desinfección a otros cuerpos, como bomberos o personal sanitario y de protección civil, ya que «hace falta tener gente preparada».
Otro punto a revisar es la sanidad militar, ha explicado López del Pozo: «Atender al cuerpo de sanidad es uno de los grandes descubrimiento aquí, ahí hay una verdadera línea de mejora».
Como ejemplo ha relatado que durante Balmis no se han instalado hospitales de campaña tal y como se conocen en el mundo militar, es decir, instalaciones autónomas con su propio servicio, material y personal, sino más bien extensiones de hospitales que han aumentado la capacidad de esos centros sanitarios.
«Si de verdad hubiéramos tenido que montar hospitales de campaña nos habrían faltado medios», ha reconocido.
El general, que fue jefe del Estado Mayor de la Unidad Militar de Emergencias (UME), ha apuntado que la operación Balmis se montó rápidamente, ya que el Mando de Operaciones que él lidera ya tiene una estructura de coordinación para ciertas misiones permanentes que engloba a los diferentes ejércitos, lo que hacía falta hacer en la operación para luchar contra el coronavirus.
«Estaba montado, en su sitio y funcionando con normalidad», lo que permitió que «en pocas horas» ya salieran las primeras patrullas militares de reconocimiento y al día siguiente de la puesta en marcha de Balmis la UME estuviera en las calles.
Además de Balmis, López del Pozo ha seguido comandando estas semanas las operaciones militares en el exterior, que se han visto mermadas por dos motivos, según ha indicado.
Por un lado, en muchas de ellas los militares españoles «se habían quedado sin trabajo», en el sentido de que hacían tareas de entrenamiento de fuerzas de seguridad y ejércitos de países como Mali cuyos agentes y soldados estaban recluidos en casa.
Eso, unido a la necesidad de que hubiera menos concentración de militares en los cuarteles para evitar contagios, ha motivado el retorno de algunos a España.
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