Así queda reflejado en el Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo), que revela en su último informe un exceso de mortalidad del 53,5 % entre el 17 de marzo y el 8 de mayo y abre la puerta a porcentajes mayores, ya que algunos registros están mostrando llamativos retrasos a la hora de notificar los datos.
Gestionado por el Centro Nacional de Epidemiología, el MoMo compara las defunciones por todas las causas inscritas en 3.929 registros civiles informatizados, que representan el 93 % de la población española, con la mortalidad esperada.
No son datos definitivos, debido al retraso en el envío de información por parte de los registros, pero, superado el pico de la pandemia y reducido de forma notable el número de muertes diarias, las cifras ya permiten hacer una fotografía aproximada a la realidad.
Según el informe publicado este miércoles, en el periodo analizado se registraron 89.160 defunciones cuando se estimaban 58.094, con lo que hubo 31.066 muertes «en exceso».
Estos informes no especifican las causas de los fallecimientos, por lo que no se puede determinar qué parte de ese superávit es debido al coronavirus. Entre el 17 de marzo y el 8 de mayo el Ministerio de Sanidad contabilizó 25.880 muertes por COVID-19.
El Centro Nacional de Epidemiología advierte de que se trata de datos provisionales. Los informes se van actualizando a medida que lo hacen los registros civiles y estos, en el punto crítico de la pandemia, se vieron claramente superados por el número de muertes, acumulando importantes retrasos en las inscripciones.
El último estudio MoMo se apuntan a posibles dilaciones en las notificaciones de los registros de Asturias, Andalucía y Navarra y se destaca que apenas se han recibido defunciones del municipio de Barcelona.
«Desde el 12 de marzo se han notificado 349 defunciones. La mortalidad esperada desde tal fecha hasta el día actual es de 2.530. Teniendo en cuenta el periodo de exceso generalizado, se está infra-estimando notablemente la mortalidad observada en este municipio y, por tanto, en su comunidad autónoma», se subraya en el estudio.
A finales de marzo el Ministerio de Justicia acordó un nuevo protocolo para los registros que permitía en determinados casos obtener la licencia de enterramiento antes incluso de inscribir el deceso, con el fin de intentar agilizar en lo posible incineraciones y entierros y evitar a las familias un dolor añadido.
El Ministerio pidió además a todos los registros del país que le enviaran los datos de las licencias de enterramiento y de las defunciones inscritas en los últimos meses, especificando si la muerte se había producido en hospital, residencia o domicilio.
Las fuentes consultadas admiten que todavía no tienen la información suficiente como para ofrecer una radiografía exacta de lo ocurrido en el país, pero apuntan que las cifras ya son más fiables.
Tanto desde el Ministerio de Sanidad como desde el de Justicia se insta a mirar al MoMo como la única fuente fiable de información, por el momento, sobre el exceso de mortalidad registrado en España, ya que los registros informatizados han superado la fase crítica, apuntan las fuentes consultadas.
Según el último informe MoMo, el exceso de mortalidad es especialmente pronunciado entre los mayores de 74 años (62 %) y también entre los 65 y los 74 años (42,8 %). Entre los menores de 65 se sitúa en el 13 %.
Es sólo ligeramente más elevado en mujeres (53,4 %) que en hombres (51,6 %) y se ha constatado en todas las comunidades autónomas y en Ceuta. El único territorio en el que no ha registrado un exceso de mortalidad es la ciudad autónoma de Melilla, de acuerdo con este estudio.
Estrella Digital