A pesar de que el Camino no retoma su actividad de manera oficial hasta el 1 de julio, con la apertura de la Catedral de Santiago, la Oficina del Peregrino y los albergues públicos; a Compostela ya comienzan a llegar los primeros peregrinos, que dicen haberse encontrado con un camino «único» y «vacío», del que la naturaleza ha vuelto a apoderarse, convirtiendo las rutas en verdaderos bosques.
«La hierba ha crecido mucho. Casi te tapa. Quien decida hacer el Camino esta semana se encontrará algo único», ha declarado en la plaza del Obradoiro con la Compostela -credencial acreditativa- en mano y visiblemente feliz este deportista, que ya había realizado el camino anteriormente en bicicleta, su compañera inseparable durante casi 20 años.
Con tan sólo ocho, Preda, que en la actualidad tiene 41, sufrió un accidente mientras estaba con otros críos jugando con una grúa mecánica, hecho que lo llevó a perder una pierna y que le provocó un estado de inmovilidad perpetuo durante cerca de dos años.
Sin embargo, este suceso no le impidió volver a caminar y con la ayuda de una prótesis sigue en forma y dedica su tiempo al deporte, compitiendo incluso en pruebas paralímpicas, de las que ha resultado ganador tanto en Galicia como en España en lanzamiento de jabalina, peso y disco.
«Para mí ha sido duro porque yo siempre lo he hecho en bici. Al venir con la prótesis, después de tres meses de estar con el muñón sin tanta actividad, lo he notado bastante», asegura.
Durante el Camino se ha encontrado con unas 15 personas, todas ellas de Galicia, entre los que menciona una pareja de Lugo, un grupo de ocho componentes de Santiago de Compostela, con los que se topó en Portomarín; dos chicas de Ferrol que se echaron a andar junto con su perro y un chico farmacéutico que era de Narón.
Preda comenzó en Sarria, «solo» y «a cachitos», ya que al no haber ningún albergue abierto regresaba a casa para dormir.
«La policía te para para comprobar que eres gallego, que eres de la zona, quiero decir», advierte el peregrino, pues aún no está permitida la movilidad entre comunidades autónomas y los desplazamientos solo se permiten entre las provincias gallegas.
Preda tiene dos tiendas de ropa para peregrinos, con una marca patentada, «Huella del Peregrino», situadas en Palas de Rei (Lugo) y en Arzúa, conocidas por los sellos que él mismo pone a los caminantes, caracterizados por estar lacrados.
«Por mi negocio nunca he tenido tiempo para hacer el Camino porque siempre me he dedicado a los peregrinos», afirma, y confiesa también que nunca había pedido la Compostela al llegar a Santiago pero que esta vez fue «necesario», ya que es la primera vez que no lo hacía por deporte.
«Estoy súper agradecido a la Oficina del Peregrino porque creo que se han sentido ellos más agradecidos por ver gente que yo por obtener la credencial», explica Preda, que a pesar de que se pasó por allí «para saludar» y «obtener un sello».
«Hice el camino como forma de agradecimiento, por tener un día más de aliento y de vida. Mi familia está sana y salva y yo creo que ese ha sido el mayor regalo que he podido tener», explica, pues para él la experiencia ha significado «un nuevo comienzo».
Con el coronavirus, Preda se vio en la situación de cerrar uno de sus negocios este año, aunque confía en que la situación cambie y los peregrinos vuelvan al Camino, donde él estará esperándoles en su «tiendecita».
Según dice, los madrileños «van a ser los que salven el turismo», que ha quedado especialmente machacado por la crisis del coronavirus.
«Los albergues no estaban abiertos. En Sarria había una cafetería abierta, que era la del mesón y alguna habitación suelta, pensiones y hoteles», asegura.
Sin embargo, Preda confía en que poco a poco vuelvan los peregrinos porque «hay muchas familias detrás del Camino». «Ojalá la gente reflexione y se tomen el bocadillo y el café entre etapas, ya que muchos negocios lo necesitan» explica este peregrino, que dice que, con gel en mano y mascarilla, «se puede hacer el Camino perfectamente» sin tener miedo alguno.
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