Así lo ha avanzado la ministra de Defensa, Margarita Robles, este lunes, durante una visita a base de la UME ubicada en la base aérea de Torrejón, en Madrid, donde ha podido conocer de primera mano los recursos utilizados para luchar contra la crisis sanitaria.
Entre ellos, el Laboratorio de Identificación Rápida (LABIR), los medios de transporte para trasladar enfermos o fallecidos y otros materiales para desinfectar zonas contaminadas.
Durante la visita, Robles ha podido saber que la UME podría aportar hasta 1.000 militares en 24 horas ante una nueva ola de contagios y, si fuera necesario, desplegar hasta 1.500 efectivos en 48 horas, una tarea que habría que «compatibilizar» en caso de posibles incendios.
Y, precisamente, para evitar la expansión del virus, la titular de Defensa ha hecho hincapié en la necesidad de «seguir prevenidos» porque, ha remarcado, «sigue habiendo brotes».
Por ello, ha agradecido al personal militar el trabajo realizado en la Operación Balmis de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la COVID-19 y ha resaltado el «sacrificio especial» que realizan los familiares de los soldados para evitar contagiarse porque no pueden faltar «en ningún momento».
«Ese es el ejemplo que tiene que tener toda la población española», ha apostillado.
Otro de los motivos de su visita, tal y como ha explicado la responsable de Defensa, era conocer las previsiones de este año de cara a la campaña antiincendios, los cuales ha calificado como «más benignos» frente a los del año pasado, «que fue muy duro en sitios como Canarias o Ávila», ha recordado.
Al respecto, ha señalado que, de momento, la UME ha hecho tres intervenciones, la última este fin de semana en Ourense y ha subrayado que, hasta el 30 de septiembre, está previsto hacer entre 15 y 20 operaciones en materia de incendios.
Aunque ha adelantado que quizás haya que «compatibilizar» las actuaciones en los posibles incendios con otras misiones, «sobre todo en materia de desinfección o de otro tipo», ha afirmado.
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