Esta ONG explica este domingo en un comunicado que el accidente, aunque no fue grave, obligó al antiguo pesquero vasco a entrar en el puerto de Santander y permanecer allí amarrado hasta que se solucionase la situación.
Esta circunstancia les ha hecho perder «demasiado tiempo». «En caso de continuar, la tripulación pasaría casi tres meses a bordo del Aita Mari, con el desgaste físico y mental que eso implica», destaca esta organización
Pese a que se ha barajado la opción de reemplazar al herido y continuar el viaje, SMH entiende que la misión humanitaria del Aita Mari «exige una determinada preparación y conocimientos previos que no todo el personal del mar posee».
«De esta manera, en enero volveremos con todas las garantías a la frontera más mortífera del mundo para defender los derechos de las personas que migran», afirma.
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