Los investigadores han analizado el denominado «doble estándar sexual» que se emplea para evaluar la misma conducta sexual dependiendo de si la lleva a cabo un hombre o una mujer. «Ese doble rasero se observa cuando las personas valoran las conductas sexuales relacionadas con el ejercicio de la libertad sexual, pues la misma conducta (por ejemplo, tener muchas parejas sexuales) se valora más positivamente si la realiza un hombre que si la realiza una mujer», han explicado los autores del artículo.
De forma similar, cuando las personas valoran las conductas sexuales relacionadas con el recato se valora más si esa conducta la realiza una mujer en un «doble estándar sexual» que siempre es favorable al hombre.
Distribución del apoyo
En este estudio, los investigadores analizaron cómo se distribuye el apoyo a las diversas formas de doble estándar sexual con 2.002 personas heterosexuales, la mitad hombres y la otra mitad mujeres, de diferentes lugares del país y de cuatro grupos de edad diferentes. «Nos interesaba conocer cómo se distribuye, entre los hombres y las mujeres y entre los grupos de edad de los participantes, la incidencia de esas tres formas de raseros o normas para evaluar las conductas sexuales», han apuntado los investigadores.
Prevalece la norma sexual igualitaria
Los principales resultados reflejaron que en el conjunto total de la muestra prevalece la norma sexual igualitaria, aunque la mayoría de los hombres apoya un doble estándar que favorece a los hombres; entre las mujeres se observa mayor prevalencia de la norma sexual igualitaria y la favorable a las mujeres.
Diferencias por edad
En cuanto a las diferencias por edad, los hombres entre 26 y 55 años apoyan el doble estándar sexual favorable al hombre, mientras que los hombres jóvenes de 18 a 25 años y los mayores de 55 años ven el sexo desde una norma igualitaria. El conocimiento del porcentaje de la población que apoya esta actitud es importante para promover políticas educativas que favorezcan la igualdad de género en el ámbito de la sexualidad y desarrollar programas de intervención que ayuden a las personas a ser más igualitarias en sus relaciones heterosexuales.
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