jueves, noviembre 21, 2024
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La deforestación continúa en Africa, América del Sur y Europa

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El estudio, publicado este jueves en la revista ‘Nature Ecology and Evolution’, indica que la designación de área protegida reduce la tasa de deforestación, pero no la previene.

Este hallazgo es importante porque la mayoría de las especies terrestres vive en áreas boscosas y porque sólo un 6,5% de los bosques de la Tierra están realmente protegidos, muy por debajo del objetivo del 17% establecido para 2020 por el Convenio sobre Diversidad Biológica de la ONU.

Además, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó recientemente una orden ejecutiva sobre cambio climático que exige proteger un 30% de la superficie terrestre y las aguas de ese país, frente al 12% actual, y desarrollar un plan para promover la protección de la selva amazónica y otros ecosistemas cruciales que sirven como sumideros globales de carbono.

«La evidencia indica que estamos en medio de un evento de extinción masiva como el que el planeta ha visto solo cinco veces antes», apunta Christopher Wolf, investigador postdoctoral en la Facultad de Silvicultura de la Universidad Estatal de Oregon (Estados Unidos) y líder del estudio, que añade: «Se han propuesto áreas formalmente protegidas como una herramienta principal para reducir la deforestación y, por lo tanto, detener la extinción de especies y ralentizar las reducciones en el almacenamiento de carbono».

EFICACIA

La nueva investigación ofrece la primera mirada integral a la eficacia de las áreas protegidas para limitar la pérdida de bosques. Wolf y sus colaboradores utilizaron la base de datos mundial sobre áreas protegidas y mapas de cambio forestal para calcular las tasas de deforestación en las áreas protegidas. Luego, las tasas se compararon con las de las áreas de control con características similares, como elevación, pendiente y proximidad a áreas densamente pobladas.

Encontraron que la tasa de deforestación de las áreas protegidas es un 41% más baja que la de las áreas no protegidas y que eran demasiado optimistas las estimaciones anteriores que sugerían que un 15,7% de los bosques de la Tierra estaban protegidos de la deforestación.

«Claramente, no es suficiente llamar a un área forestal ‘protegida’ y asumir que realmente lo es», recalca Wolf, que apostilla: «Cuando se mira la eficacia de la conservación, no se puede simplemente confiar en la cantidad de tierra oficialmente protegida como una métrica. Casi un tercio de todas las áreas protegidas están en realidad bajo una intensa presión humana».

Las tasas de deforestación de áreas protegidas son más altas en África, Europa y América del Sur, y más bajas en Oceanía, concretamente Australia, Nueva Zelanda, Papúa Nueva Guinea y cadenas de islas cercanas.

Entre las 63 naciones estudiadas, 34 tienen al menos un 17% de su área forestal protegida, es decir, están en línea con el porcentaje objetivo establecido por el Convenio sobre la Diversidad Biológica.

Nueva Zelanda ocupa el primer lugar en porcentaje de área protegida cuando se considera su efectividad y China está en el último lugar. Las áreas protegidas de Sudáfrica son las más efectivas, con tasas de deforestación ocho veces más bajas. Sierra Leona, Malasia y Camboya resultan ser las tres naciones que más rápidamente han perdido su cubierta forestal.

«Desafortunadamente, nuestra investigación muestra que las áreas protegidas rara vez o nunca hacen más que ralentizar la deforestación. Y, en general, cuanto más grande es el área protegida, mayor es la tasa de pérdida de bosques», recalca Wolf.

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