Así lo han indicado a Efe fuentes de la Asociación Española de Fabricantes de Mascarillas, Batas y EPI (OESP) y dos de las empresas que en los últimos meses se han destacado por su producción, una en Alcalá de Henares (Madrid) y otra en Béjar (Salamanca).
El vicepresidente de OESP, Jorge Lázaro, ha señalado que, aunque la mascarilla deje de ser obligatoria al aire libre, consideran que gran parte de la población «va a seguir manteniendo cierta prudencia» y no va a desprenderse de ella todavía.
Tras admitir que habrá una «disminución en el consumidor final, Lázaro cree que «hay mucha población que quiere mantener la precaución y seguirá manteniéndola», y ha augurado que «la demanda se va a mantener aún algún tiempo», por lo que el sector de la fabricación «va a tener continuidad».
Además, hace hincapié en que el déficit que puede venir por parte del consumidor particular se va a compensar por las empresas que han iniciado «una vuelta a la oficina, que poco a poco van dejando el teletrabajo», y también por el sector del turismo, ya que los hoteles están reabriendo y precisan de estos productos.
«En el sector empresarial se está notando en los últimos meses que hay muchos responsables de compras que se decantan por un producto fabricado en España», ha añadido el vicepresidente de la asociación, que agrupa a 18 fabricantes nacionales con una capacidad de fabricación de 170 millones de mascarillas al mes.
Una perspectiva que también corroboran compañías como Mascarillas Alcalá, que se especializó en la fabricación de mascarillas en agosto del año pasado ante el desabastecimiento de este producto en España.
«Tenemos cada vez más encargos debido a que las empresas están aumentando sus pedidos al empezar a recuperar la presencialidad en las oficinas», ha afirmado a Efe el director comercial de Mascarillas Alcalá, Arturo Sánchez, que insiste en que sus principales clientes son empresas, además de sanitarios y farmacias.
Sánchez ha explicado que «se ha notado que la venta a particulares ha ido decreciendo, pero los pedidos de las empresas están aumentando, ya que la mayoría de ellas tiene previsto ir progresivamente recuperando la presencialidad en sus oficinas, espacios interiores donde «seguirá siendo obligatorio».
Mascarillas Alcalá, una empresa que tiene su matriz en una compañía de Alcalá de Henares dedicada a la fabricación de ‘software’ informático, decidió reconvertir una de sus ramas a la producción de mascarillas y actualmente fabrica 60.000 máscaras FFP2 diarias.
Lo mismo ocurre en la empresa Mascarillas Béjar, radicada en la localidad salmantina de Béjar, donde tampoco se plantean reconducir su actividad tras el anuncio del fin del uso obligatorio del cubrebocas en exteriores e incluso mantienen sus planes de expansión y de ampliación de la producción.
«No afecta para nada» en los planes de la empresa, han asegurado a Efe fuentes de la compañía, que se hizo muy popular al inicio de la pandemia por ser de las primeras empresas españolas que comenzaron a distribuir millones mascarillas y que ahora, con el fin de su uso en el exterior, no ve alterado sus planteamientos de futuro a corto y medio plazo.
En su idea de relanzar la factoría, están a punto de concluir los trabajos de ampliación de la fábrica con más de 5.000 metros cuadrados para fabricar diferentes tipos de mascarillas.
Tiene previsto además comenzar a fabricar mascarillas OLIV, que son transparentes y ecológicas, lo que supone, «una apuesta de crecimiento y reestructuración del uso y reciclaje de la mascarilla en un momento complejo».
«Tras la fuerte inversión realizada, Béjar puede presumir de tener una nueva fábrica que da empleo a cerca de un centenar de trabajadores de la comarca», una cifra que, según las fuentes, se mantendrá aunque variarán los turnos de producción al pasar de tres a dos.
La empresa sostiene que se ha convertido en un «referente» en la fabricación de productos de textil sanitario y, para ello, ha comprado la única fábrica de guantes de nitrilo de Europa. EFE
A.M.