La pandemia ha provocado un cambio en los hábitos de compra de los españoles, que prefieren consumir menos productos pero optar por artículos de calidad, según ha dicho a Efe el experto en neuromarketing Luis Cerdá.
Este consultor especializado en diagnósticos e instrumentos de gestión para centros comerciales, es el director del Máster en Neuromarketing de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
Cerdá asegurado que la crisis sanitaria ha desvelado que la población es muy «susceptible» al contagio emocional, por lo que cree que crecerán todas aquellas marcas que insistan en sus estrategias de venta en los elementos emocionales.
Así, ha recordado que, durante el confinamiento en la primavera de 2020, muchas empresas «se subieron al carro» del eslogan «yo me quedo en casa» para mejorar su reputación corporativa.
Otra tendencia que seguirán las empresas en los próximos meses será «desestigmatizar» el hablar de diferentes temas que preocupan a la población, como las enfermedades o citar a los grupos vulnerables, ha vaticinado.
Cerdá ha augurado que se producirán alianzas estratégicas entre los grandes fabricantes y las redes locales, con el comercio de proximidad, con el fin de «fidelizar» a nuevos consumidores.
Ha detallado que grupos poblacionales como los «milennials» son «muy sensibles» a valores como el consumo local, no solo el poder de la marca.
Además, ha constatado que, tras la crisis económica generada por la pandemia de covid-19, se ha originado un movimiento social de apoyo a los establecimientos locales.
El cambio «más significativo» en el proceso de compra durante la pandemia es que el hogar ha pasado a ser el lugar para convivir, trabajar, estudiar, relajarse y disfrutar del ocio.
Por ello, después de año y medio de pandemia, las preferencias de los consumidores se han replanteado hacia diferentes artículos, de modo que en la primavera de 2020 se optó por el almacenamiento de bienes y las compras compulsivas, con el acaparamiento de algunos artículos, como ocurrió con el papel higiénico.
De este modo, el confinamiento no ocasionó el «temido» impacto negativo en determinadas categorías del comercio, como equipamiento para el hogar, productos básicos y artículos para practicar aficiones, ha explicado este experto.
Muchos pequeños comercios no pudieron responder a la situación del confinamiento con la venta digital por su propia estructura, pero meses después, se produjo una vuelta del consumidor al establecimiento local «por solidaridad».
Algunos sectores, como las librerías de barrio, se adaptaron rápidamente al adherirse a una plataforma de distribución de sus productos.
De este modo, se ha acelerado la «transformación digital» en el sector comercial, donde ya no se hace raro pagar cualquier compra con tarjeta, aunque sea de pequeña cuantía, en los restaurantes se puede consultar la carta en un código QR y se ha ampliado la venta a través de internet.
Sin embargo, ha lamentado que la pandemia ha causado un «impacto enorme» en el sector del ocio, de modo que «el cine prácticamente ha desaparecido» por el auge de las plataformas audiovisuales.
Rebeca Palacios