El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz; artistas como Joaquín Sabina, Pedro Almodóvar, Ana Belén o Miguel Ríos y escritores como Luis Landero han sido algunas de las muchas personas que han acompañado al marido de Almudena Grandes, el poeta y director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y al resto de su familia en el entierro.
Desde primeras horas de la mañana del frío y soleado lunes que hacía en Madrid varios centenares de personas han comenzado a llegar al Cementerio Civil portando un libro de Almudena Grandes, como homenaje a la escritora, y han leído fragmentos con sus novelas bajo una gran bandera republicana.
A las doce del mediodía ha llegado el féretro al cementerio donde miles de personas ha aplaudido a la comitiva, mientras la actriz y cantante Ana Belén comenzaba a leer un texto de la escritora, titulado «Una falda de plátanos»
En este texto, la escritora recordaba la impresión que le había causado saber que sus dos abuelos de jóvenes habían ido a ver bailar a Josephine Baker en un teatro de Madrid. Y cómo descubrió dos cosas: «la primera, que el progreso no es una línea recta. La segunda, en qué clase de país me había tocado vivir», decía.
«Ahora sé que el principal reto que afronta mi generación consiste en llegar a ser tan modernos como fueron nuestros abuelos. No lo tenemos fácil», termina el texto de Almudena, que ha sido leído entre aplausos.
A continuación, ha sido el actor Miguel del Arco el que ha dado lectura a un poema «La ausencia es una forma de invierno» de Luis García Montero, dedicado a Almudena Grandes, y que acaba con los versos «Pues todo se me olvida si tengo que aprender a recordarte».
Unos versos que han circulado estos días por las redes sociales desde el fallecimiento de la escritora y que forman parte del libro de Luis García Montero «Almudena», publicado en 2015 por Valparaíso ediciones.
El acto de homenaje ha finalizado con la canción de Joaquín Sabina, que se encontraba entre los asistentes, «Noches de boda» en la versión que cantó con Chavela Vargas.
Y mientras Luis García Montero y su hija depositaban flores en su tumba, los asistentes han comenzado a cantar el himno «La Internacional» y han empezado a corear gritos como «Sin memoria no hay democracia» y vivas a la República.
Una forma de recordar que Almudena Grandes, fallecida a los 61 años, estaba convencida de que la «batalla por la memoria» terminaría ganando en España y por lo que emprendió en 2010 un proyecto, su proyecto literario más querido: los «Episodios de una guerra interminable».
Eran seis novelas para dar voz a los perdedores de la guerra y de ellas publicó cinco, la última de ellas «La madre de Frankestein», en febrero de 2020. Pero antes ya había hablado de estos españoles en otras de sus muchas novelas, que han portado hoy los lectores.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que ayer asistió al tanatorio, ha acompañado a Luis García Montero hasta la puerta del cementerio, donde se han fundido en un emocionado abrazo.
Al entierro han asistido también representantes del Instituto Cervantes y de la editorial Tusquets, donde Almudena Grandes publicaba sus libros.
Algunos de los lectores que ha acudido al acto han recordado lo que ha supuesto la literatura de esta escritora: «En sus libros aprendí lo que era la historia de España porque la que contaban en el colegio era distinta», ha indicado a Efe Adela Martínez.
Rosas y claveles rojos han sido también llevadas por los asistentes y, además de banderas republicanas, han portado alguna del Atleti, equipo de fútbol del que Almudena Grandes era seguidora. EFE
Carmen Naranjo