Más de la mitad de los niños que comparece en juicios de divorcio lo hace en un espacio hostil, donde se le hacen preguntas que les producen miedo y tristeza, explica un estudio de los abogados de familia que reclaman salas amigables adaptadas para que los menores puedan ser escuchados.
Son algunas de las conclusiones del estudio «La comparecencia de los menores en los juzgados en los litigios de divorcio. ¿Es un ambiente hostil?», que se presenta este viernes en las Jornadas de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA), que reúne a medio millar de jueces y letrados.
El 55 % que acude a un juzgado por una crisis de familia comparece en la sala de vistas y el mismo día de la celebración del juicio donde sus padres litigan, con el componente de miedo, tensión y ansiedad que eso supone.
Solo el 6 % de los menores expone su opinión en una sala amigable y adecuada para evitar esas situaciones de tensión, mientras un 35 % lo hace en el despacho del juez, indica el IV Observatorio del Derecho de Familia.
Los menores tienen derecho a ser escuchados cuando los progenitores discrepan sobre asuntos que les atañen directamente como la guarda y custodia, el régimen de visitas, el lugar de residencia, un cambio de colegio o la celebración de un acto religioso.
Exponen sus opiniones en una conversación en presencia del juez y del Ministerio Fiscal, sin formalismos; durante el transcurso de este encuentro no están presentes ni sus padres ni los abogados para garantizar una mayor privacidad.
«Los niños y niñas acuden a un lugar donde se les pregunta por cuestiones desagradables que les producen tensión, ansiedad y tristeza. Sienten incertidumbre y miedo a lo desconocido», explica Beatriz de Pablo, vocal de la AEAFA, quien argumenta que una sala especial para realizar la prueba es fundamental para que el proceso no resulte más traumático para los menores.
Además, los abogados de familia reclaman que esa intervención del menor no se haga el mismo día del juicio, «conviviendo con el ambiente y la tensión de esos momentos previos» y que les genera un conflicto de lealtades, pensando que su opinión va a ser decisiva en la resolución del conflicto.
No en todos los procesos de familia se debe solicitar su intervención; solo se hará cuando su opinión incida en la decisión judicial y tengan suficiente madurez, recuerdan la asociación.
Los letrados reclaman cambios en la legislación procesal para mejorar las condiciones en las que los menores son explorados, como entornos adecuados, pautas para la valoración particularizada de su entrevista y asistencia del equipo psicosocial durante las audiencias judiciales.
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