jueves, noviembre 21, 2024
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Un método para erradicar especies invasoras y combatir la exclusión social

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«El plumero ocupa el espacio de otras especies sin ningún servicio para el ecosistema», explica a Efe Ángel Santamaría, uno de los responsables de esta iniciativa en Cantabria, una región con una densidad «muy alta» de plumero, y donde se han erradicado 287 hectáreas de esta especie invasora (unos 400 campos de fútbol) en la zona costera.

Santamaría es miembro de SEO/Birdlife, una de las instituciones que desarrollan el programa, del que también forman parte el Gobierno de España, el de Cantabria o diferentes ayuntamientos y entidades locales.

El plumero de la pampa, presente en Cantabria desde hace décadas, tiene enormes costes económicos, ecológicos y sociales por las alergias que produce, el aumento del riesgo de incendios o la pérdida de pastos.

Para combatir su expansión, este proyecto emplea a una veintena de trabajadores con discapacidad, que se encargan del trabajo de campo, segando y retirando la planta de las zonas más degradadas y acudiendo a las zonas del interior de Cantabria donde hay focos para eliminarlos antes de que se expandan.

Esta combinación de inclusión social y lucha contra especies invasoras han llevado al proyecto a ser nominado para los premios europeos Natura 2000, en la categoría de beneficios socioeconómicos y para el premio de ciudadanía, que es de votación abierta.

Este proyecto pretende sentar las bases y, tras cuatro años sus responsables creen que se ha creado, de una metodología exitosa, que puede ser extrapolable al resto del Arco Atlántico, siguiendo el ejemplo cántabro.

EL PLAN

El programa, que se desarrolla en Cantabria en hasta 61 municipios (de los 102 de la comunidad), se centra en los espacios protegidos de la región afectados por el plumero y en evitar su expansión con la eliminación de nuevos focos.

Blanca Serrano, otra de sus responsables, explica a Efe que con esta red de alerta temprana se solicita la colaboración ciudadana e institucional para encontrar estos focos en el interior de Cantabria, donde «se está afianzando» la presencia de plumero.

Una semilla de plumero puede expandirse hasta 33 kilómetros por el viento, por lo que los responsables del programa subrayan la importancia de la prevención y la actuación rápida, ya que una vez localizado, la cuadrilla va a eliminarlo para evitar que se propague. Esas actuaciones han permitido erradicar 1.800 focos diferentes «plumero a plumero».

En las zonas más afectadas, el trabajo comienza con una siega general de la zona, con la aplicación de un herbicida para matar la raíz de la planta.

Luego, se restaura el entorno trabajando el terreno y plantando arbustos, unas acciones que han llevado al proyecto a plantar 16.000 árboles y arbustos de especies locales.

Al año siguiente -cuenta a Efe el delegado de SEO Birdlife en Cantabria, Felipe González,- es necesario «repasar» la zona, porque siempre quedan semillas sueltas.

«Después de dos repasos la probabilidad de que aparezca el plumero es muy baja», por lo que los resultados se empiezan a apreciar a partir de la segunda temporada de siega.

LA GANADERÍA COMO ALIADA

Una vez que se restaura una zona el objetivo del proyecto es, según González, «recuperar espacios para la naturaleza», y las actuaciones se están centrando en cinco grandes áreas degradadas posindustriales.

Es el caso de las canteras de Cuchía, una antigua explotación minera que fue ocupada en su totalidad por plumero y que gracias al trabajo de Life Stop Cortaderia se está convirtiendo en uno de los puntos de avistamiento ornitológico más importantes de Cantabria.

En este caso, se ha encontrado en la ganadería extensiva local un aliado perfecto, ya que los rebaños de ovejas, burros, vacas o caballos que han introducido en el terreno a través de acuerdos con ganaderos locales se comen los primeros brotes de la planta.

«Ramonean sobre el plumero, comen su flor y son capaces de limitar su expansión», resume el responsable del proyecto, quien añade que además aportan abono para revitalizar los suelos degradados.

Además, destaca González, ayudan a recuperar la visión de «paisaje tradicional de campiña cantábrica», desaparecida en algunas zonas de la región por la extensión de esta especie invasora. EFE

 

Pablo Ayerbe Caselles

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