Son datos del informe de Unicef “El impacto de las tecnologías para la relación, información y comunicación (TRIC) en la infancia”, que han presentado en rueda de prensa el responsable de educación de la ONG en España, Nacho Guadix, y la coordinadora en Cataluña, Quima Oliver.
El uso de la tecnología supone una aportación trascendental tanto desde el punto de vista social como emocional para un adolescente (4 de cada 10 se conectan para no sentirse solos) y les ayuda a encontrar alegría, diversión y tranquilidad.
Pero a la vez estas tecnologías posibilitan prácticas peligrosas, como adicción a los videojuegos, a apuestas en línea, ciberacoso o exposición a contenido erótico o a propuestas sexuales de adultos.
El informe de Unicef, elaborado a partir de una muestra de 50.000 alumnos de ESO de 265 institutos de toda España (de 11 a 18 años), alerta del potencial adictivo de internet y las redes sociales.
Así, estima que uno de cada tres alumnos de ESO (unos 600.000 estudiantes) podrían presentar lo que se define como «uso problemático», no solo por la frecuencia e intensidad sino también por el alto grado de interferencia en el día a día de los jóvenes y sus familias.
El 31 % está conectado más de cinco horas al día entre semana y la mitad también supera este tiempo diario durante el fin de semana.
En concreto en los videojuegos, un 3,1 % de los estudiantes de ESO (especialmente chicos) ya sufren una adición y un 16,7 % adicional podría estar empezando a desarrollar problemas, por lo que, en su conjunto, serían 400.000 los alumnos afectados (uno de cada cinco).
Cifras inferiores pero no menos preocupantes son las de los menores que juegan o apuestan dinero en línea, que sería aproximadamente el 10 % de los adolescentes, con el riesgo de que acaben convirtiéndose en un ludópatas.
El informe constata que las prácticas de compartir contenido sexual a través de redes sociales (conocido con el nombre de ‘sexting’) son cada vez más habituales, pues el 42 % admite que alguien le ha enviado alguna vez mensajes de esta índole.
El 26,8 % reconoce que ha sido alguno de sus contactos quien le ha enviado fotos, imágenes o vídeos personales de carácter erótico o sexual (‘sexting’ pasivo) y el 8 % admite que han enviado ellos mismos el contenido (‘sexting’ activo), mientras que las presiones para compartir este tipo de imágenes propias es superior (11,4 %).
Más de la mitad de los adolescentes reconoce que ha aceptado o contactado con desconocidos en las redes sociales, pero lo más grave es que el 21 % ha quedado presencialmente con personas que ha conocido por internet.
Asimismo, uno de cada diez asegura que algún adulto le ha hecho alguna proposición sexual por internet o redes, situaciones que son más proclives en horas nocturnas, cuando algunos jóvenes siguen sin desconectarse del móvil: casi 6 de cada 10 adolescentes duermen con su teléfono y 1 de cada 5 se conecta por la noche.
Si bien la tasa de víctimas de acoso escolar estimada es del 33,6 %, la de ciberacoso se situaría en un 22,5 % y, en este caso, es más elevado el porcentaje de víctimas que también protagonizan agresiones (11,8 %) que el de víctimas puras (10,7 %).
Así, según Unicef, en internet lo más habitual es acosar y ser acosado, sin que a veces los autores o las víctimas sean conscientes: solo el 3,3 % de los adolescentes cree que sufre acoso y el 2,2 % ciberacoso.
Los niños y niñas reciben su primer móvil a edades tempranas, entre los 10 y 11 años de media, coincidiendo con el cambio de la escuela al instituto, y en la inmensa mayoría de los casos tienen acceso habitual a wifi en casa o datos en el teléfono.
Unicef ha alertado del escaso nivel de supervisión de los padres, pues solo el 29 % ponen límites al uso de internet, y por ello la ONG ha lanzado una campaña para animar a los progenitores a establecer una relación de confianza con sus hijos para acompañarlos en el uso de las tecnologías, para así convertirse «en su mayor ‘influencer'». EFE