Ashton Kutcher está muy indignado con la política migratoria del nuevo presidente de los Estados Unidos Donald Trump. El polémico político ha impuesto un veto migratorio que se no ha gustado nada a muchos habitantes de la nación, cuya ascendencia queda localizada muy lejos de las fronteras estadounidenses.
Kutcher, casado con la también actriz Mila Kunis, ha sido uno de los muchos que se ha quejado a través de las redes sociales de esta nueva norma. Su guapa esposa tiene orígenes judíos y nació en la Ucrania de la Unión Soviética, motivo por el que llegó a Estados Unidos en calidad de refugiada durante los últimos años de la Guerra Fría.
Muchos de los habitantes de esta diversa y enorme nación desembarcaron en el continente provenientes de diferentes países como Irlanda, Italia, Alemania o Rusia. Todos querían pasar el examen y adquirir la calidad de residentes estadounidenses. Algo que consiguieron y que ayudó a conformar los Estados Unidos que hoy en día conocemos, con esa mezcla de razas y orígenes que identifica a sus hasta ahora laxas fronteras.
My wife came to this country on a refugee visa in the middle of the Cold War! My blood is boiling right now!
— ashton kutcher (@aplusk) 29 de enero de 2017
We have never been a nation built on fear. Compassion that is the root ethic of America. Our differences are fundamental 2R sustainability.
— ashton kutcher (@aplusk) 29 de enero de 2017
El guapo actor ha querido expresar a través de su cuenta de Twitter su enfado con Trump : «Mi esposa vino a este país con una visa de refugiada en medio de la Guerra fría. La sangre me hierve ahora mismo», tuiteó Kutcher en relación al veto migratorio del presidente. «Nunca hemos sido una nación construida en el miedo. La compasión es la raíz ética de América».
Más de 100 refugiados han sido detenidos en el aeropuerto Kennedy de Nueva York desde que el presidente Trump firmara su veto. Las protestas han sido constantes, siendo la más mediática la concentración convocada en la Gran Manzana que contó con numerosos rostros conocidos como manifestantes.
Ana P. Cabrero