La boda entre Risto Mejide y Laura Escanes está a punto de sucederse. El publicista y la bloguera se casarán este fin de semana ante sus más de 500 invitados, personas entre las que no se encontrará una de las más importantes en la vida de la novia: su padre. El progenitor de Escanes nunca ha aprobado la relación entre su hija y el polémico presentador, entre los que existe una diferencia de edad de veintidós años. Por ese motivo, según Vanitatis, Juan Carlos ni siquiera ha sido invitado al enlace matrimonial de la que, aseguran, continúa considerando su «ojito derecho».
Pero él no será el único familiar que no asista a la ceremonia. De hecho, nadie de su familia por parte de padre (ni su abuelo, ni tíos ni primos) estarán presentes para ser testigos del gran paso que va a dar la joven estudiante. Mientras el propio Juan Carlos zanja el tema asegurando que no tiene nada que decir al respecto, sí que miembros de su familia han querido dejar claro que al padre se le llegaban a «saltar las lágrimas» cuando habla de la boda de su hija a la que nunca irá.
«A nosotros nos da igual la relación con Risto. Su diferencia de edad no es algo en lo que nos debamos meter. Cada uno se casa con quien quiere y Laura es mayor de edad». Pese a todo, se muestras indignados porque les ha hecho «un feo muy grande y que le pesará toda la vida» a su padre y a su abuelo.
Ademiten que el principal problema para su padre, además de la diferencia de esas, es que Laura haya dejado la universidad para centrarse en su nueva profesión: «Llegó a aconsejar a Laura que siguiera con su formación universitaria cuando hace unos meses tomó la decisión de dejar sus estudios para centrarse en su faceta como youtuber». «El padre le recriminó que dejara el mundo mediático y Laura le dijo que no podía, que le pagaban 40.000 por tener un blog, 8.000 por asistir a un evento y que no podía dejar escapar esa oportunidad que le estaba dando la vida», apostillan.
Una situación muy tensa que Laura compensa con la relación con su madre, con la que sí se lleva a las mil maravillas, y con su hermano, que todo apunta que ejercerá de padrino.
Ana P. Cabrero