A Alba Carrillo se le han fastidiado las vacaciones por culpa del huracán Irma. La exmujer de Feliciano López se embarcó en un crucero por Estados Unidos junto a su madre, su novio David y su hijo Lucas, un viaje que se presentaba como idílico pero que se truncó debido al desastre natural. La modelo ha usado su cuenta de Instagram para explicar cómo ha vivido la experiencia y, además, aclarar todo el tema referido al secuestro de su perfil en esta red social y a la supuesta ruptura con su chico.
“¡Hola chicos! Ya he vuelto… ¡ha sido una auténtica odisea en el espacio!” comienza poniendo una imagen en la que se la ve a la entrada de la NASA. Cuenta entonces lo que ocurrió tras el secuestro de su cuenta de Instagram: desaparecieron las imágenes que tenía con su novio David Vallespín, lo que hizo saltar los rumores de ruptura: “El piratilla en cuestión ha decidido borrarme las fotos de este verano (las pienso reponer en estos días), entre ellas las que tengo con mi NO- Novio” y sigue explicando que siguen juntos. “Me ha cuidado estos días más que nunca porque nos ha pillado el huracán en Estados Unidos”.
“Estábamos en Miami, después fuimos a Orlando, al barco de Disney que le prometí a Lucas antes de ir a Supervivientes y, en mitad del crucero, abortaron el viaje y nos llevaron a tierra. Nuestro vuelo no salía y tuvimos que coger un coche 16 horas hasta Charlotte (había unos atascos infernales) de ahí cogimos otro vuelo a Boston y de ahí a Madrid hoy”, relata.
“He pasado mucho miedo, era todo bastante caótico y las compañías aéreas y los aeropuertos (en concreto el de Orlando) eran un caos y no nos daban noticias de ningún tipo. Hemos vuelto sin maletas, se han perdido en algún lugar de Estado Unidos, pero eso es lo de menos, estamos sanos y salvos. He revalidado mi subcampeonato de Supervivientes con este viaje lleno de incidencias. Me sentía Tom Hanks… primero cuando hizo Náufrago y ahora cuando interpretó La terminal… en cualquier momento me tocará decir que ‘el mundo es como una caja de bombones…'» cuenta, poniendo un toque de humor a la desastrosa experiencia.
Ana P. Cabrero