Eugenie Bouchard saltó a la fama cuando con tan sólo diecinueve años se plantó en la final de Wimbledon. Emergió en el Top Ten y su tenis, directo y agresivo, empezó a ser temido por las más veteranas. Sin embargo, con el transcurso de los años, su nivel se ha apagado y ha cambiado con frecuencia de entrenador para intentar dar con la tecla y recuperar su mejor versión. De momento, sin demasiada fortuna.
Sin embargo, su aparición la ha servido para labrarse un futuro, independientemente de lo que suceda en las canchas, donde ya ni siquiera se encuentra entre las sesenta mejores del ranking, pese a que este año ha sumado algún triunfo de mérito como ante María Sharapova en el Mutua Madrid Open. Su indudable belleza genera un tirón mediático que pese ha haber caído en picado deportivamente la permiten ser una de las principales atracciones de los patrocinadores. Es más, siempre es una de las candidatas a participar en exhibiciones junto a otras tenistas que sí ocupan un buen lugar en la clasificación.
Bouchard tiene casi cuatro veces más seguidores que Garbiñe Muguruza, actual número uno del mundo. En sus redes sociales aprovecha para subir todo tipo de imágenes: entrenamientos, partidos… y posados. Siempre comparte las campañas en las que aparece ligera de ropa. Y lo curioso, es que su esbelta figura es cuestión de genética. A su conocida hermana Beatriz Bouchard, que acostumbra a realizar más posados que la tenista, se le ha ‘sumado’ otra: Charlotte Bouchard. Ésta última había pasado hasta la fecha algo más desapercibida, pero en sus redes sociales sigue la línea de sus hermanas.
A.P.M