fue en 1962 una película dirigida por Blake Edwards. Un trabajo espléndido de actores, de Lee Remick y un sublime Jack Lemmon haciendo un papel dramático. Ahora se hace teatro con buenos actores patrios.
Entonces, y ahora en los teatros españoles, es una buena historia de amor y un buen retrato sobre el alcoholismo. Todo es mirando, en varios plazos humanos, las consecuencias de una vida que necesita alicientes para sobrevivir. Son los bebedores sociales que pasan del tono de la comedia del principio al melodramático en el que acaba.
Es todo un desolador retrato de la vida, devastador, servido por dos actores con mucha fuerza y carisma que transmiten los sentimientos de pérdida de la autoestima empujados por la euforia del licor.
Carmelo Gómez tiene el peso narrativo en su personaje. Es quién empieza la tradición del copazo para pasar el día y el siguiente. Es el que induce a Silvia Abascal a los tragos que lleva en la petaca del bolsillo.
Su borracho en la ficción, su balbuceo, sus resacas, sus euforias y sus depresiones. Entre su saber hacer y las indicaciones de la directora, Tamzin Townsend, hace comprensible sus parlamentos, sus argumentos, sus miedos, filias y fobias. Nada fácil su función de la que sale airoso con eficacia.
Su compañera, Silvia Abascal, es una actriz de largo recorrido en su papel de esposa atrapada por la situación. Y es la protagonista de un melodrama que bebe brandy, champán, vodka y whisky, nada del vino del título, es un alcohol con pocos grados para el que quiere colocarse para afrontar la soledad.
La gente que no bebe no tiene nada que celebrar dice el texto. Es el motivo de una narración sobre los excesos. La pena es que no resulta un drama por culpa de su estructura sucesiva descrita en nueve escenas.
Menos mal que Silvia Abascal es la que más sufre, la que peor lo pasa y la que significa, remarca, la situación en cuanto a los sentimientos en los que están atrapados.
Es que ella es una solitaria que necesita de su compañero, bebedor para superar la timidez, para decir lo que sirve en los brindis, en los chin-chin: ¡Juntos hasta el paraíso!
Días de vino y rosas
De J.P. Miller´s y versión de David Serrano
Directora: Tamzin Townsend
Intérpretes: Carmelo Gómez y Silvia Abascal.
Teatro Lara de Madrid.
www.teatrolara.com