es una vuelta de tuerca más que se le da al teatro clásico griego de hace muchos siglos antes escrita por Sófocles. Un buen intento.
Se han empeñado en hacer tres obras en una: Edipo Rey, Edipo en Colono y Antígona. Dos son para la primera parte y la Antígona es para la segunda de las dos horas y media que dura la función. Forman una ‘trilogía imaginaria’ según la feliz expresión de su director Georges Lavaudant.
Es que estos son los peajes que hay que pagar para vivir la modernidad, el sincretismo, y que todo sea cortito, todo sea conceptual y se enseñe en la nave de un edificio que antes fue un Matadero en Arganzuela. ¡Pues bueno!
A pesar de las distorsiones, de esa jibarización de los textos y de las consecuentes disfunciones en la función que nos proponen, esta sigue siendo interesante. Hay incluso momentos buenos. Es cuando los actores hacen sus recitativos.
Eusebio Poncela está bien. A pesar de decir sus partes como una declamación. Pero bueno, sabe hacerlo, con fuerza, con energía. Y al lado esta soberbio Pedro Casablanc que le supera en el fondo y en la forma en darle vida al personaje. Como Creonte nos hace disfrutar del texto. Y más al lado, con menos trabajo, menos lucimiento, pero con una fuerza y una energía que dejan huella, está Miguel Palenzuela como Tiresias.
Ellos como actores son lo mejor de la función. Con una puesta en escena y una iluminación y modernas que parecen, con las proyecciones, salidos de la máxima que obliga a ser ‘absolutamente modernos…’ eso si con una obra clásica de los griegos.
Así Este Edipo, trino en uno y todo al mismo tiempo, resulta de mucha enjundia y claro condensado resulta además algo pesado. Resulta difícilmente digerible aunque siempre es interesante.
La puesta en escena en esa nave-teatro resulta lejana a los espectadores. Las proyecciones son un elemento más que aleja la acción y el destino de las cosas que sabemos pasan por el texto. Ese cinematógrafo está fuera de lugar y distorsiona. Y es un problema para digerir el texto.
Este ha sido traducido y adaptado del griego por Daniel Loayza y después ha sido traducido del francés por Eduardo Mendoza. Es todo un ejercicio dialéctico en el que surge el Destino con mayúsculas. Con el convive el Asesinato (también en mayúsculas), el Incesto, la Muerte, la Penitencia, el Exilio, el Castigo, el Recuerdo. Todo en un pathos que pone en un brete al espectador.
Georges Lavaudant es un director francés que ejerce como tal en el Odeón Théâtre de L´Europe y es un moderno. Pues bueno, sobrevive a su condición de tal y va más allá, nos permite ver una versión reducida, sintetizada, del rito y el gesto, algo que es fundamental para entender el teatro griego del periodo clásico. ¡Un buen intento!
Edipo, una trilogía
De Sófoclés
Traducción y adaptación del griego de Daniel Lavaudant, Traducción del francés de Eduardo Mendoza.
Dirección e iluminación de Georges Lavaudant
Intérpretes: Eusebio Poncela, Pedro Casablanc, Miguel Palenzuela, Laia Marull,…
Teatro del Matadero, Madrid. Hasta el 28 de Junio. www.mataderomadrid.com