es según William Shakespeare una comedia. Puede que sea cierto en dos de las tres tramas que contiene dentro de ella, la tercera es una preciosa tragedia.
Contar la vida de un joven que debe casarse con una chica rica es una comedia. Contar una historia de amistad fraternal (casi, sin casi, homosexual) puedes ser una comedia.
Lo que no tiene nada de comedia es la historia de Shylock .Es drama y mucho drama que sirve para el lucimiento de un actor, en este caso de Fernando Conde que brilla a una gran altura. Es uno de los grandes de la escena española
Esta versión lleva ya un largo recorrido antes de presentar en Madrid, en el Teatro Infanta Isabel. Y se nota, y se agradece, y las cosas que pasan fluyen con facilidad, engrasadas, con complicidad entre los actores.
La versión de El Mercader de Venecia es de Rafael Pérez Sierra y es sabia. Potencia las partes de la comedia para que se entienda mejor el drama de aquel judío que pidió una libra de carne como prenda para hacer frente a una deuda.
Así se ve claramente que esta historia se puede contar teatralmente hablando las cosas como si fuera una botella medio llena y en consecuencia amable.
También puede ser la contraria, medio vacía, como si fuera un drama en el que un hombre clama justicia y venganza para que le paguen como sea su préstamo hecho con usura.
Reconozco mi afición al melodrama, a los personajes intensos, arquetipos y a Al Pacino en la versión cinematográfica que hizo en el año 2004. Pues bien el papel que hace aquí Fernando Conde hace olvidar a todos lo que lo han hecho antes.
Es un actor sublime que sabe conjugar la voz, el gesto y la modulación para potenciar el oscurantismo de un hombre que pide sangre para que la justicia le restituya la garantía de un préstamo pedido de una manera frívola y avalada con una ‘libra’ de carne, de sangre, del corazón, de su enemigo.
Aquí en esta comedia (sic) isabelina, editada en el año 1600, el elenco de actores está muy bien y especialmente los que son protagonistas junto a Javier Conde.
Natalia Millán como Porcia luce una función romántica para casarse y hacer pasar la prueba de los cofres a sus pretendientes que tienen que elegir entre el oro, la plata y el bronce. Juan Gea como es Antonio es quien sale como fiador y víctima de su más que amistad con el galán al que hay que darle dinero para que pueda casarse con la chica de la historia.
Ellos, todos ellos, el excelente cuadro de actores de este cuento con final feliz por utilizar expresiones antiguas a la hora de referirse a ellos, están bien. Así una compañía privada hace una muy buena representación del teatro que parecía solo privativo de las compañías oficiales. Ellos ganan por goleada. En fin.
El mercader de Venecia
De William Shakespeare. Versión de Rafael Pérez Sierra.
Dirección de Denis Rafter
Intérpretes: Fernando Conde, Natalia Millán, Juan Gea…
Teatro Infanta Isabel de Madrid.
Hasta el 9 de Agosto.