miércoles, diciembre 4, 2024
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Metáfora de la frontera

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es una obra de teatro con buenas intenciones. Por eso roza, y hay veces que cae, en el panfleto para denunciar la guerra, todas las guerras y sus absurdas consecuencias.

Bueno no importa demasiado ya que la guerra ha terminado. Y las consecuencias se hacen notar enseguida. Los protagonistas sueñan que al acabar la contienda podrán encontrar a su hijo que se fue hace veinte años a la lucha y no ha vuelto.

La esperanza es lo último que se pierde y mientras han vivido el presente trabajando como sepultureros en un lugar peligroso, en el frente, en donde muere la gente. Están, en donde hay que documentar a los que caen. Ellos saben que tienen padres y ellos saben que los buscarán, como ellos hacen que no hay olvido. Proclaman además como ese lema de los judíos que reclaman desde la 2ª Guerra Mundial: ‘Nunca más’.

El otro lado es una metáfora de la guerra que termina y de la frontera que surge como consecuencia inmediata de la paz después de la contienda. Está contada como si fuera una tragicomedia y hay veces que el esperpento se apodera de la función y esta desbarra.

Ariel Dorfman (Buenos Aires, Argentina, 1942) siempre ha tenido interés por los contenidos sociales, políticos y de denuncia. Y esto le ha hecho famoso en todo el mundo, sobre todo desde que publicara La muerte y la doncella en 1992 y lo hiciera para el cine Polanski con Sigourney Weaver y Ben Kingsley.

Aquí ha puesto a un matrimonio que vive como sepultureros de la guerra. Ellos solo viven para que llegue la paz y cuando esta se presenta aparece la frontera. Ellos además se colocaran en uno y el otro lado de la raya que ha surgido en el frágil acuerdo de las hostilidades y van a tener muchas molestias, peligrosas vivencias y mucha incertidumbre. Esa es su historia, su sino.

Para sentirlo nosotros tenemos a Charo López como protagonista que hace de dama que ha vivido (y sufrido) mucho. Ha madurado, ha logrado que tenga peso y fuerza para que los textos tengan carne, sangre y credibilidad.

Para acompañarle la réplica se la da Eusebio Lázaro que tiene la edad de los que saben dotar a los papeles de autenticidad. Aquí además de actor es el director y ha construido la escena, la situación, los hechos como si de un esperpento se tratara. En este ambiente de la frontera como metáfora en las manos hace que la función vaya de aquí para allá y de allá para aquí.

El tercer actor es el policía de la frontera, un joven que podría ser su hijo ausente y que no es más que un vopo (policía de frontera) del Muro de Berlín en otras fronteras, en otras guerras, en otras épocas. Es el personaje del trío que más se tambalea y el trabajo que hace José Luis Torrijo no le rinde a pesar de sus esfuerzos. Es una pena. Pone energía, se mueve, grita, gesticula y sin embargo no llega. Lo mismo que le pasa al total de la obra que al estar Al otro lado uno sigue sin saber cuando termina, si en esta parte o en la que está enfrente es donde está la esperanza. Una pena ya que la metáfora se para en el esperpento.

El otro lado

De Ariel Dorfman

Director: Eusebio Lázaro.

Intérpretes: Charo López, Eusebio Lázaro, José Luis Torrijo.

Teatro Fernán Gómez de Madrid.

Hasta el 4 de Octubre de 2009.

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