jueves, diciembre 5, 2024
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Adulterios

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es una obra de teatro escrita por Woddy Allen. En consecuencia es una de las múltiples funciones desconocidas del cineasta neoyorquino. Eso hace que una tenga interés especial por ver esta función. Por eso de conocer mejor al cómico.

Lo primero que llama la atención es la adaptación que se hace. Una se encuentre en ella como si estuviera en casa. Es decir que parece que las cosas de cuernos que ocurren se dan entre nosotros.

Es la ‘marca de la casa’, del adaptador, de Nacho Artime, que es un lince para eso de coger la esencia de lo que pasa ahí fuera y ponerlo como si fuera una acción ocurrida entre nosotros.

Lo segundo es que la directora, Verónica Forqué, se luce con esta historia y con los líos de parejas que tienen unos cuernos más grandes que los toros de Miura. Hace que todos entren y salgan en la acción con gracia y desparpajo para que los espectadores se rían a destajo.

Además le ha pedido a Mirian Díaz-Aroca que se comporte como es la directora cuando es actriz y ella, disciplinada, así lo hace. Juega con su registro y estilo interpretativo en el que el histrionismo brilla con luz propia camino del esperpento.

Con ella esta María Barranco que hace de siquiatra despechada. Como tal está disparatada (como debe ser y corresponde) ya que le ha dado al Bourbon el día que se ha enterado que tiene unos cuernos de cebú.

Eso si, está poderosa y tiene fuerza, ella sola es capaz de comerse la escena y olvidar a los demás, incluso a Woody Allen que hace que digan los actores muchos tacos que suenan en la boca de la Barranco a música deliciosa.

Los actores secundarios son eso, secundarios los pobres. Fermí Herrero al que ya habíamos visto en Madrid en la Cena de los idiotas es eficaz como neurótico que cambia de actitud cada vez que tiene conflicto. Y como todo el tiempo está en ellos, pues eso.

Los otros dos, Fernando Acaso y Paloma Bloyd, son más secundarios de los secundarios y sin embargo son el motivo principal de los hechos. Los pobres están allí encima del escenario porque lo exige el guión y ya está, hacen lo que se espera de ellos, soltar las morcillas que nos hacen reír.

es una comedia de situación. Es decir es una ‘comedia de sofá’. Aquí gracias al trabajo de Verónica Forqué parece alta comedia francesa.

Y, como la imagen de marca de la casa, del autor, de Woody Allen ellos son personajes que tienen escondidos en sus cabezas enormes dosis de neurosis (perdón por el pareado).

Entre el uno y el otro, entre lo que parece y lo que realmente es, hacen un teatro convencional sustentado en el espacio y en el tiempo que son reales como es la vida misma. La continuidad es un valor teatral en si mismo y la narración se agradece para que uno se divierta con los gags que se dan. Todo sirve para los tiempos de crisis y para la risa que es mucho más terapéutica que los dramas.

Adulterios

De Woody Allen en versión española de Nacho Artime.

Directora: Verónica Forqué

Intérpretes: María Barranco, Mirian Díaz-Aroca,…

Teatro Maravillas de Madrid. www.adulterios.net

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