sábado, noviembre 23, 2024
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Miguel Delibes dejó sin rematar el «Diario de un artrítico reumatoide»

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Medio centenar de cuartillas manuscritas casi de un tirón, sin apenas enmiendas, dejó a su muerte el escritor Miguel Delibes agavilladas con el título de «Diario de un artrítico reumatoide, dentro de un póstumo proyecto literario que arrancó antes de 2005 y del que se arrepintió un año después.

Este amago de libro no fue sino una «pequeña y simpática aventura literaria» que entretuvo al «viejo novelista» en los años de convalecencia a que, en el último tramo de su vida, le obligaron las secuelas de una grave enfermedad diagnosticada en 1998, el mismo año de «El hereje, que siempre consideró su última novela.

Lo cuenta Ramón García, uno de los numerosos escritores que se han adentrado en la vida y la obra del novelista vallisoletano, dentro del libro «Miguel Delibes de cerca» (Destino), una reedición corregida, aumentada y actualizada de la biografía que ya publicó hace cinco años con el título de «El quiosco de los helados».

García, colaborador periodístico y autor de varios libros infantiles, desvela ese proyecto frustrado, que el propio Delibes le comunicó en junio de 2005 y cuya publicación le encomendó para cuando el narrador, fallecido el pasado 12 de marzo, ya no viviera.

Concebido en principio como novela corta, que inicialmente tituló «Diario de un viejo enfermo de artritis reumatoide que empieza a tratarse con Naprosyn, finalmente Delibes desechó en septiembre de 2006 este intento -«las memorias de mi absoluta incapacidad deportiva y del enclaustramiento doméstico más completo, lo definió-, bosquejado con un «humor negro y resignado».

«Las cuartillas han ido saliendo de un tirón, casi como cuando escribí El Camino, le comentó Delibes a Ramón García cuando puso en su conocimiento esa intentona.

La biografía ahora actualizada, en las librerías a partir de pasado mañana, repasa los últimos años del escritor, entre 2006 y 2010, con los continuos homenajes y los reconocimientos públicos, agasajos y distinciones de índole social, institucional, académica y artística.

El pintor y escultor Antonio López trabajó en el modelado de su cabeza; asistió a distancia a la traducción de «El Hereje» en los Estados Unidos, le informaron de los congresos a él dedicados en las universidades de Valladolid y de Adelaida (Australia), y recogió en su domicilio la medalla de oro de Castilla y León y la del mérito turístico que le otorgó el Gobierno de Cantabria.

En enero de 2007, entre otras anécdotas que ahora ven la luz, Miguel Delibes volvió a hacerse socio del Real Valladolid de fútbol lo fue por primera vez a los nueve años de edad-, estimulado por la histórica racha de victorias consecutivas del conjunto blanquivioleta que culminaron con el ascenso a primera división al final de esa temporada.

Ramón García transcribe también en «Miguel Delibes de cerca» parte de la entrevista que para un canal de televisión realizó al novelista en su casa en octubre de 2006, y en la que el autor de «Las ratas» se declara cristiano «con todas las dudas del mundo».

«Mi fe se fundamenta sobre todo en Jesucristo. Cristo y su evangelio me confortan, Cristo es mi asidero y, por eso, siempre con mil dudas e incertidumbres, confío encontrarme con él en la última vuelta del camino, reflexionó el narrador tres años y medio antes del definitivo viaje.

Junto a Francisco Umbral, Emilio Salcedo, César Alonso de los Ríos y José Francisco Sánchez, entre otros, ha sido Ramón García uno de los escritores que más ha profundizado en la vida y obra de Miguel Delibes.

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