La actriz australiana Naomi Watts ha confesado que estuvo a punto de tirarse «por un acantilado» cuando tenía 25 años porque no le ofrecían ningún papel.
Watts, que actualmente tiene 41 años y es una actriz de éxito en Hollywood, realiza estas manifestaciones en una entrevista adelantada hoy por la edición alemana de la revista «InTouch». «Era una situación que no podía aguantar más, señala la actriz, «por mucho que lo intentaba no conseguía ningún papel, por eso quise dejarme caer por un acantilado».
Con los años, la carrera de Watts evolucionó de manera positiva, comenzaron a darle algunos papeles y ella empezó a ser conocida en Hollywood a principios de siglo.
Entre sus intervenciones en el cine destaca su participación en la película de terror «The Ring» (2002) y en «21 Gramos» (2003), donde compartió protagonismo con el actor mexicano Benicio del Toro.
En 2005 la australiana tuvo el papel más comercial de toda su trayectoria artística al protagonizar la película «King Kong, dirigida por Peter Jackson.
Pese a la mala fortuna de la que se queja cuando tenía 25 años, ahora su nombre se ha convertido en uno de los más solicitados del celuloide y en el pasado Festival de Cannes estuvo presente en dos películas: «You Will Meet a Tall Dark Stranger, la última de Woody Allen, junto a Antonio Banderas, y el thriller «Fair Game, coprotagonizado por Sean Penn.
Además, uno de los próximos proyectos de Naomi Watts es encarnar a la sex symbol e icono del séptimo arte, Marilyn Monroe, en la película que llevará por título «Blonde, basada en la adaptación de una biografía.
No obstante, en la entrevista la actriz asegura que ahora la «prioridad» en su vida es su familia, por lo que «lucho cada día dice- para hacerlo todo bien y ser una buena madre».
Watts habla también de su pareja, Liev Schreiber, de quien dice que es uno de los pilares de su vida y a quien describe como «muy inteligente a la vez que complicado, un tipo de persona por el que siempre ha sentido, explica, debilidad.
Preguntada por las posibilidades de una boda, la australiana manifiesta: «Tal vez nos levantamos un día, vamos y lo hacemos. Tal vez no. Pero nunca tuve el sueño -aclara- de casarme en una boda de cuento de hadas».