Excelentes intervenciones con el capote de los tres espadas, destacando sobremanera la firma de «Morante, pero sólo eso, sin llegar a aprovechar ninguno de los tres con la muleta las virtudes de una buena corrida de Núñez del Cuvillo, este miércoles en Las Ventas, en la tradicional corrida de la Beneficencia.
FICHA DEL FESTEJO.
Toros de Núñez del Cuvillo, bien presentados y de buen juego, destacando el tercero, un gran toro.
José Antonio «Morante de la Puebla»: metisaca en los blandos y pinchazo (pitos tras aviso); y estocada casi entera (ovación).
Cayetano Rivera: media (ligera división); y cinco pinchazos y descabello (silencio).
Daniel Luque: pinchazo y estocada trasera (vuelta por su cuenta); y buena estocada (silencio).
Sin destacados en las cuadrillas.
Presidió en representación del rey don Juan Carlos, su hija la infanta doña Elena, acompañada en el Palco Real por la presienta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Los tres toreros le brindaron sus respectivos primeros toros.
La plaza tuvo lleno de «no hay billetes» en tarde calurosa.
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«EMBISTIERON» CUATRO DE SEIS
Vaya por delante el reconocimiento a la corrida de Núñez del Cuvillo. A la buena corrida de Núñez del Cuvillo, habría que precisar, ya que embistieron cuatro de seis.
Uno de ellos, el tercero, de una clase y duración sencillamente extraordinarias. Segundo, cuarto y quinto, también con mucha nobleza y calidad. Y aunque con menos méritos, primero y sexto, tampoco molestaron, sólo que apagados.
Lisonjas también para los toreros, aunque ninguno llegó a la faena completa. Ése fue el grave inconveniente de la tarde, que ninguno de los tres fue capaz de ir más allá de las intervenciones con el capote.
Brillantes lances, fundamentalmente en quites, con conato de «piques» de Luque con «Morante, aunque ni por asomo hubo competencia igualada, llevándose el gato al agua, como es lógico, el de La Puebla.
Ocurrió en el tercero. «Morante, en su turno, elevó el lance a la verónica a cotas sublimes, toreando muy a compás, ¡qué delicia!, y con la media de remate hecha cartel.
La reacción de Luque, puesto que era su toro, fue inmediata, sin pararse a pensar que podía ser un suicido salir detrás de aquello. Y en verdad cuajó dos capotazos por el izquierdo, y otra media, de categoría.
Guiño de Luque a «Morante» para que interviniera otra vez, y ahora fueron tres chicuelinas y nueva media, de antología. Vuelta de Luque a la carga también por chicuelinas, ya no tanto, pero el ambiente estaba de auténtico acabose.
A todo esto, Cayetano, relegado al puesto de convidado de piedra por la descortesía de Luque que no le había invitado a participar, cuando tuvo oportunidad salió también «arreando» lo suyo.
Fue en el siguiente toro, el cuarto, tras el segundo puyazo. Larga cambiada para dejarse el capote a la espalda, y tres gaoneras de mucha
enjundia y verdad, toreando con mucho temple y ajuste.
Muy bien Cayetano, por su orgullo de torero crecido, y por su arte.
Pero la tarde llegó sólo hasta ahí. No se explica que todas las faenas de muleta estuvieran plagadas de reparos. En ninguna hubo el final esperado.
Así, al buen tercero lo toreó Luque escupiéndole las embestidas lejos, lejísimos, con la pierna retrasada y recolocándose mucho entre pases. Para colmo se marcó una vuelta al ruedo por su cuenta y muy protestada al iniciarla.
¿No sabe Luque que las vueltas al ruedo son para las faenas estropeadas con la espada, o cuando la presidencia no atiende una petición de oreja? Por supuesto que no hubo ningún pañuelo, pero lo que se dice ni uno.
Con el sexto, que ya está dicho que no fue de los mejores, sin embargo, Luque se preocupó sobre todo de cortarle el viaje a ver si de esa manera se venía abajo y le dejaba meterse entre los pitones para «asustar» con el consabido arrimón. Pero no le salió.
«Morante» no pasó de los detalles sueltos en el que abrió plaza, el toro con menos raza y menos «motor» de los seis. Y tuvo poco calado el trasteo al cuarto, sin ritmo, dejando poco poso, por la forma de citar «Morante, perfilero y fuera del toro.
Ya Cayetano, estuvo también en los dos de su lote muy descruzado y echándoselos para afuera. Una ruina con esos toros.