Hace mucho tiempo, existió un ratón que recogía los dientes de leche que se les caían a los niños y los reemplazaba por unos nuevos, rectos y fuertes, especiales para poder comer durante años y crecer. El ratón de los dientes –así era conocido– , vivía en los tejados y ayudaba a los niños a hacerse mayores; para pedirle algo, tan solo había que dirigirse a él en verso, como a toda criatura especial, y lanzar el diente de espaldas, con mucha fuerza y hacia arriba, para que el roedor lo cogiera desde el tejado. Como sucede en todas las tradiciones, con el tiempo esta evolucionó, y el ratón dejó de vivir en los tejados, de donde pasó a las chimeneas y luego a la madrileña calle Arenal, a finales del XIX. Fue ahí cuando empezó a llamarse Pérez y a adquirir otra costumbre que, a día de hoy, es la que le hace popular: dejar alguna moneda o algún regalo a cambio del diente. Su historia, que esconde muchos datos no conocidos, la cuenta la filóloga y experta en literatura tradicional Ana Cristina Herreros (León, 1965) en La asombrosa y verdadera historia de un ratón llamado Pérez (Siruela), un bonito libro con preciosas ilustraciones de Violeta Lópiz. Herreros, que también es autora del Libro de monstruos españoles y del Libro de brujas españolas, ha charlado con ESTRELLA DIGITAL sobre los aspectos menos conocidos del ratón Pérez.
¿De dónde surgió este proyecto?
Fue un encargo de la editorial Siruela a raíz del cual empecé a investigar estudios antropológicos sobre este tema. Encontré un ensayo científico, un tratado de mitología comparada, llamado La historia secreta del Ratón Pérez. Su autor es José Manuel Pedrosa, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares. En él compara los mitos existentes sobre la caída de los dientes y sobre los ratones de los dientes que existen en todas las culturas. De ese estudio surgió este libro, que es, en definitiva, ciencia contada para niños
¿Qué es lo que más le ha gustado de este libro?
Me ha encantado poder narrar la verdadera historia del ratón de los dientes, que en sus comienzos era un dios, por eso se le tiraba el diente de espaldas, porque a las deidades no se las podía mirar a la cara. Este dios representaba el paso de la lactancia a la infancia y poco a poco lo hemos ido convirtiendo en un mercader que cambia dientes por dinero. No solo se ha modernizado, sino que se ha prostituido: el primer dinero que obtiene un niño es a cambio de una parte de su cuerpo, algo que no deja de ser sorprendente.
Hay muchas cosas que no sabemos sobre ese pequeño roedor…
Así es. Por ejemplo, el ratón va cambiando de residencia conforme avanzan los años. Al principio, vive en los tejados de paja, y los dientes se lanzaban hacia el tejado. Esto se hacía principalmente para evitar que los animales pudieran comérselos, puesto que existía la creencia de que si lo ingería un burro te crecía un diente marrón y gigante, y si lo comía una gallina los dientes no salían, porque las aves solo tienen pico…
Más importante que el dinero o el regalo que trae Pérez es lo que, originariamente, simbolizaba el roedor, ¿no?
Por supuesto. Lo que representa Pérez mediante su visita es que el niño crece, porque sin dientes, como todo el mundo sabe, es difícil crecer.
Cada cultura tiene su propio ratón Pérez. ¿En qué se diferencian?
Sí, pero en muchos países se ha suplantado su tradición autóctona por la Tooth fairy (hada de los dientes) estadounidense. Como ya hice con el Libro de monstruos españoles o con el Libro de brujas españolas, quisiera recordar que con el ratón Pérez vivimos la misma “invasión” de la cultura estadounidense, que tiende a descafeinar a los monstruos, a las hadas, etc. Así como digo que las brujas no tienen que ser viejas y feas ni las hadas jóvenes y bellas, dejo claro que en Estados Unidos había un ratón de los dientes, que fue suplantado por un hada mediante una campaña publicitaria. Es lo mismo que pasó con Santa Claus, que originalmente vestía de verde, pero la Coca cola le cambió el color del traje. Tenemos que preservar nuestras tradiciones del márketing, y eso es lo que intento hacer a través de mis libros. Detrás de la Tooth fairy está el ratón Pérez, los pequeños solo tienen que mirarla bien y verán que tiene bigotes…
Los mayores que lean este libro podrán descubrir que la historia de Pérez es la del capitalismo…
Es asombroso. Pérez empieza a dejar dinero en el siglo XIX, con el auge de la burguesía, y es en ese momento cuando toma su apellido. Antes no lo tenía, porque era un dios, y los dioses no tienen apellidos, sólo nombres.
¿Qué es lo que más les gusta a los niños del ratón Pérez?
Muchos niños que ya no creen en los Reyes Magos siguen creyendo en la existencia del ratón, quizás porque tiene mucho que ver con uno mismo, con el proceso de crecimiento…Pérez no viene una vez al año, sino que acude cada vez que pierden una pieza dental los niños. Además, en España todos los pequeños han dejado alguna vez sus dientes al ratoncito, y en ese sentido, tengo que reconocer que somos unos privilegiados; en un reciente viaje a Turquía, me contaron que están empezando a introducir la Tooth fairy, al igual que en Alemania, donde también tenían su ratón de los dientes, pero ahora sólo tienen este personaje traído de Estados Unidos. En Francia, sin embargo, sí que existe, aunque no tiene apellido.
¿Pérez estará presente en la Feria del Libro de Madrid?
Este jueves, 10 de junio, estaremos en el Pabellón MAPFRE (de 10 a 11 de la mañana) y el domingo, 13 de junio, firmaremos ejemplares en la caseta del Dragón Lector, de 19 a 21 horas.
Para más información sobre este libro: Editorial Siruela.