El Arzobispado de Tarragona, el Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC) y el Ayuntamiento de la ciudad han suscrito este viernes un convenio para excavar el subsuelo de la Catedral para localizar los cimientos de un templo romano dedicado al emperador Augusto.
Está previsto que el mes próximo se realice un sondeo rectangular en un espacio de 25 metros cuadrados del eje axial de la Catedral que, a la vez, reproduce los ejes axiales del posible templo de Augusto, de ocho columnas frontales, han informado fuentes de los tres organismos que intervendrán en la obra.
Una prospección geofísica realizada en el subsuelo de la Catedral de Tarragona en el 2007 permitió localizar un recinto de ocho columnas frontales que se correspondería con el que aparece en una moneda del año 15 dC, por lo que los arqueólogos dan prácticamente por seguro que se trata del construido en honor del emperador romano.
La hipótesis de los expertos es que se trata de un templo de 25 por 40 metros, cuyos vestigios se encuentran a un metro y medio de profundidad bajo la actual nave central del edificio de culto.
La imagen tridimensional obtenida gracias a aquella prospección muestra un templo con una estructura de ocho columnas frontales, situado en el centro de una plaza porticada y que se levanta sobre un podium, los cimientos del templo, que todavía se conservan bajo el pavimento de la Catedral. Estos resultados preliminares tendrán que ser corroborados mediante las próximas intervenciones arqueológicas selectivas.
«Un día histórico»
El presidente del Cabildo de la Catedral de Tarragona, Miquel Bárbara, indicó en una rueda de prensa que hoy es «un día histórico».
En la misma línea, la directora del ICAC, Isabel Rodà, ha aseverado que «hoy comienza un nuevo capítulo de la historia de Tarragona» y ha recordado la importancia de este templo, «uno de los pocos documentados de ocho columnas frontales».
Ha recordado que el emperador Augusto residió en dos períodos distintos en Tarraco, desde donde «despachaba los asuntos y daba órdenes que llegaban a los tres continentes por los que se extendía el Imperio».
Ya en los Anales de Tácito queda documentada la existencia de un templo de culto dedicado al emperador Augusto en la antigua Tarraco, e incluso parece probado que una embajada tarraconense viajó a Roma en el siglo I dC, y obtuvo el permiso de Tiberio, sucesor de Augusto, para la construcción del recinto.