sábado, noviembre 23, 2024
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LCD Soundsystem e Ikeda triunfan en el Sónar

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El funk poderoso de bases electrónicas de LCD Soundsystem ha sido el protagonista principal hoy del programa del Sónar en A Coruña, un festival bicéfalo en esta edición y que en su sede en Barcelona ha mostrado la epifanía del japonés Ryoji Ikeda con su montaje «Spectra, una columna de luz de miles de metros de altura visible desde toda la capital catalana.

El dúo neoyorquino formado por James Murphy y su inseparable Tim Goldsworthy, han ofrecido ante unos tres mil incondicionales un concierto con nervio marcado por un sonido atronador y poderoso, que ha servido de culminación a una jornada en la que el público gallego ha llenado ExpoCoruña el recinto elegido para este Sónar atlántico, donde hasta el próximo sábado tendrán lugar cerca de doscientas actividades y conciertos en A Coruña y Barcelona.

Como es habitual en sus actuaciones en directo Murphy y Goldsworthy han contado con el apoyo de Nancy Whang al teclado y a los coros, Pat Mahoney a la batería, Tyler Pope al bajo, y Phil Mossman a la guitarra, a la percusión y al bajo, en una cita en la que han presentado su último trabajo, «This is happening, y en la que han hecho bailar a todos sus seguidores.

La columna de haces lumínicos que el japonés Ryoji Ikeda ha encendido esta noche en el anfiteatro del Grec ha sido la particular estrella de Oriente de la jornada en Barcelona, que en lo musical ha tenido a sus Reyes Magos en unos siempre deliciosos Broadcast y en la insólita rapera Speech Debelle.

El mefistofélico montaje «Spectra» de Ikeda, formado por un laberinto de proyectores por el que se paseaban los espectadores, ha dejado anonadados al público del Grec donde la escultura lumínica brillará toda la noche.

Con casi igual intensidad ha brillado la banda que lidera Trish Keenan, vocalista de Broadcast. A diez años de su magistral «The noise made by people, los de Birmingham, que llegan con «Investigate witch cults of the radio age» bajo el brazo, han servido un exquisito concierto que iniciado con una «set piece» repleta de nanas casi góticas, oraciones de caverna y mantras hipnóticos salidos de la garganta de Trish, ha dado un giro para adentrarse en su habitual universo nostálgico de juegos vocales con ecos de épocas mejores.

Decididamente mucho más descarada y con los pies en suelo de asfalto, ha sido la joven rapera británica Speech Debelle, que unas horas antes se ha ganado al público con sus recitados y una actitud próxima, algo de agradecer en un mundo de mc’s dado a poses y delirios de grandezas.

Otra de las sugerencias en la agenda del día, el canadiense Caribou, ha protagonizado el primer «sold out» de la jornada. Acercarse al escenario Dome, donde presentaba los temas de su disco «Swin, era una labor de titanes. Lo que se oía a lo lejos, su nueva faceta más bailable, pintaba bien, pero el acceso era infranqueable.

Demoledor ha sido el concierto de los austríacos DP-S, generadores de un masivo ruido de ambiente, que ha hecho que muchos hayan utilizado los tapones que regalaba la organización.

Látigos sonoros, sirenas estridentes que se clavaban en la caja torácica y que han provocado la deserción del público de chanclas y bermudas -no el más convencido- que por un momento ha creído que un helicóptero de aspas rotas se había colado en el escenario Complex. Por cierto, un artefacto tan atronador como el que poco más tarde han construido sus compatriotas, los muy veteranos Cluster.

A pesar de la competencia del Mundial de Fútbol -para muchos festival, balompié y fiesta son sinónimos- en los alrededores del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona y el MACBA, sedes del Sonar-día, la actividad dentro y fuera de los recintos era intensa, incluso con las propuestas menos conocidas.

Los primeros momentos del festival han servido también para pasearse por el área expositiva, SonarMática, dedicada este año al mundo de los robots con cierto toque vintage.

Pero la mayoría del público ha optado por la música, como dos chicas vestidas de novia que arrastraban un hatillo de latas atadas con una cuerda. ¿Quién sabe, quizás sean la imagen del Sónar del año que viene?.

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