El escritor y premio Nobel portugués José Saramago, creador de una narrativa desgarrada y reflexiva y referente de una moral de compromiso, murió este viernes a las 12.00 hora local (13.00 hora peninsular) en su casa de Lanzarote a los 87 años de edad, a causa de una leucemia crónica. La capilla ardiente con los restos mortales del autor de ‘Ensayo sobre la ceguera’ quedó instalada a las 17.00 hora insular en la Biblioteca de la sede de la Fundación José Saramago, en Tías (Lanzarote). Hasta días antes de su muerte, el premio Nobel trabajaba ya en una nueva novela, Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas. Ese título, tomado de un verso de su paisano Gil Vicente, recoge la historia de un obrero de una fábrica de armas. Llevaba escritas alrededor de 30 páginas, según sus editores
Las primeras flores depositadas sobre el ataúd de José Saramago fueron unas rosas rojas colocadas por representantes de la Asociación para la Defensa de la Mujer Mararía de Lanzarote, colectivo al que pertenece su esposa, Pilar del Río. Un hecho simbólico del compromiso de este escritor que puso a Portugal en la nómina de los Nobel.
Está previsto que el cuerpo sin vida del escritor sea trasladado este viernes por la mañana a Lisboa en un avión de fletado por el Gobierno de Portugal, donde se instalará otra capilla ardiente en el salón de plenos del Ayuntamiento de la capital portuguesa.
El domingo, el cadáver será incinerado en el cementerio lisboeta de Alto de Sao Joao. Está previsto que posteriormente sus cenizas se repartan entre su pueblo natal Azinhaga y Lanzarote, junto a un olivo del jardín de su casa.
Dividido por dos culturas
Y es que el corazón de este querido escritor y humanista estaba dividido por las dos culturas, la española y la portuguesa, por el país donde nació el 16 de noviembre de 1922, en Azinhaga, una aldea de Ribatejo, y por España, y especialmente por Lanzarote, donde vivía desde hacía años con su mujer y traductora de su obra.
De ahí que sea considerado el más digno representante del iberismo portugués.
Tras conocerse la noticia de la muerte de este símbolo de la cultura portuguesa, el mundo de la cultura, la política y la sociedad de España, Portugal y de otros rincones del mundo han mostrado su tristeza y consternación.
La viuda del autor reibió las condolencias de los Reyes a través de un telegrama, en el que han calificado al escritor de «extraordinario» y han destacado su vínculo con España.
La familia también ha recibido la condolencia del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; del de Portugal, Aníbal Cavaco Silva, y de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández Kirchner.
También, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde ha destacado su «compromiso con las víctimas» y ha resaltado su carácter progresista.
Para el primer ministro de Portugal, José Sócrates, la muerte de Saramago ha sido una pérdida para la cultura portuguesa. «Era un motivo de orgullo para Portugal y deja una gran obra literaria que dignifica el país».
El líder del PP, Mariano Rajoy, ha explicado que Saramago era «un amigo sentido de España y uno de los principales escritores en lengua portuguesa, y un autor de referencia en el mundo».
Luto en las letras
Dario Fo, el escritor y premio Nobel italiano, gran amigo del autor luso, ha querido expresar su «tristeza» por la muerte de «un amigo y un grandísimo autor que aún tenía extraordinarias ideas».
También el escritor y ex ministro de Cultura César Antonio Molina ha destacado la figura de Saramago como «vínculo entre españoles y portugueses». «Ha sido tan cercano, familiar, tan próximo y tan amistoso que, a veces, eso ocultaba esa gigantez de su obra literaria».
La directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, ha definido a Saramago como «el más firme heredero de la larga tradición del iberismo portugués». Y el escritor colombiano Álvaro Mutis ha subrayado su «rigor en todos los actos de su vida» y «su gentileza».
Eduardo Galeano ha sostenido que era el escritor «más joven de todos los escritores» y Almudena Grandes ha matizado «su civismo y su compromiso con la izquierdas».