«Summer in the city» es la nueva colección de moda a medida primavera-verano de los tinerfeños Jose Acosta y Carlos Estévez, dos ex modelos con un negocio de sastrería y ropa en Pekín cuyo objetivo es aportar frescura y la sensación de playa de la isla canaria de Tenerife a la ciudad.
Lino, algodón, tejidos frescos y naturales, de colores suaves, pasteles, veraniegos y primaverales, como el azul, el tierra o el arena, son las principales características de «Summer in the city», una colección que Jose Acosta, explicó que tiene la intención de combatir con la frescura de sus prendas el agobio y el agotamiento que provocan las metrópolis en verano.
«La idea es transmitir a través de los diseños las ganas, esa frescura, ese verano, esas vacaciones que no tenemos en las grandes ciudades», subrayó Acosta, mientras su compañero Carlos Estévez apuntó que con la propuesta traen «la sensación de playa de Tenerife».
Tanto es así, que los dos tinerfeños escogieron para presentar anoche en Pekín su nueva línea el club «The Beach Lounge», un ático donde se pisaba sobre fina arena blanca que simulaba la de playas paradisiacas.
«Summer in the city» es la segunda colección de moda a tallaje de estos dos ex modelos bajo la firma de su negocio, «The Bauer Company». La primera, de otoño-invierno, la presentaron el pasado mes de diciembre.
Entre los modelos de esta nueva línea, todos ellos cómodos, ligeros y elegantes, figuran prendas para ir a trabajar, así como otras más informales pasar disfrutar de la noche urbana y del tiempo libre.
Para Acosta y Estévez, naturales de Santa Cruz de Tenerife y Puerto de la Cruz, respectivamente, poder presentar sus colecciones en la pasarela es «vital».
«Toda marca necesita hacer un desfile porque es la manera de presentar lo que tienes», aseveró Estévez, para añadir: «si no haces un desfile, la gente no ve tus prendas. Es una llamada de atención, una ventana para mostrar lo que eres capaz de hacer».
«The Bauer Company» dio sus primeros pasos hace dos años y medio de forma «muy humilde», aseguraron sus fundadores, con un presupuesto de 50.000 euros y haciendo trajes a medida en una taller a las afueras de Pekín, en Gaobeidian.
«Va más lento de lo que queremos, pero si miramos hacia atrás se nota que vamos creciendo. Esta es la segunda colección que sacamos y es nuestra forma de diversificarnos y crecer. Éramos sastres y ahora también queremos desarrollar nuestra marca y poner nuestra creatividad en las prendas», explicó Estévez.
Los dos ex modelos llegaron a China hace cinco años para continuar su carrera tras su paso por Europa, y en 2007 decidieron abandonar las pasarelas para implantar un negocio de moda porque siempre les había gustado la creatividad y el diseño.
«China, siendo un país en expansión, era el lugar perfecto para mezclar todo lo que queríamos: las ganas de hacer negocio, de invertir en algo hecho por nosotros y que estuviese ligado a la moda», señaló Acosta.
Los dos están seguros de que cuentan con un valor añadido, el de ofrecer diseño, además de sastrería.
«No hay ningún sastre en Pekín que sea diseñador, que tenga su propia ropa, su propia marca», dijo Estévez, que indicó también que sus precios son «competitivos», porque corresponden a la media de la zona donde se ubica su tienda, cerca del centro comercial «The Place», uno de los más lujosos de Pekín.
Los clientes de «The Bauer Company» también pueden elegir telas importadas de Inglaterra o Italia, lo que incrementa el precio final de la prenda, pero, según Estévez, «si lo comparas con Europa es mucho más barato».
El 80 por ciento de los clientes de estos emprendedores son extranjeros y su principal objetivo para el próximo año es poder exportar sus diseños a otros países.
«El desarrollo natural del negocio al estar instaurados en China sería que nuestro cliente fuera el cliente chino» de alto poder adquisitivo, consideraron.
Además de este objetivo a largo plazo, los dos ex modelos tienen que seguir creando nuevas ideas para su próxima colección otoño-invierno, por lo que, dijo Estévez, enseguida se pondrán manos a la obra tras un merecido descanso después de haber conseguido traer la playa tinerfeña a Pekín.