La exposición «Lo Sagrado hecho Real», que exalta la catequesis iconográfica frente a los vientos reformistas sembrados en el siglo XVI por Martín Lutero, fue inaugurada hoy por la Infanta Elena en Valladolid.
Arte sacro barroco representado por Diego Velázquez, Francisco Ribalta y José de Ribera, entre otros pintores, que prestaron así su talento al servicio de la fe católica junto escultores como Juan Martínez Montañés, Gregorio Fernández y Pedro de Mena, hasta completar la nutrida nómina de creadores que han configurado el denominado Siglo de Oro español
Pinturas y esculturas de gran tamaño, firmados por esos y otros artistas, forman parte de la exposición «Lo Sagrado hecho Real. Pintura y escultura española. 1600-1700», inaugurada hoy como broche cultural de la presidencia española de la UE y que, tras su reciente paso por Londres (The National Gallery) y Washington (The National Gallery of the Art), recala en Valladolid hasta el 30 de septiembre.
El realismo más descarnado y dramático, pensado para conmover e incitar a la piedad de los fieles, caracteriza a las vírgenes dolorosas, crucificados agonizantes y yacentes exánimes que, junto a santos vestideros, piadosos y en trance de éxtasis o comunión mística, configuran las cerca de treinta piezas que desde hoy se exhiben en el Museo Nacional Colegio de San Gregorio.
Las imágenes sagradas, en lienzos y tallas de grandes dimensiones, se exponen fuera del contexto para el que fueron encargadas y concebidas (iglesias, altares u oratorios), en amplios espacios totalmente desnudos y en penumbra, tan sólo con una luz que acentúa el dramatismo de los protagonistas.
Corren tiempos donde «la espiritualidad es algo ya mucho más global», por lo que esas obras de arte «encierran mensajes universales que todo el mundo puede descifrar» al margen de sus creencias, ha explicado a los periodistas el comisario de la muestra y conservador de The National Gallery de Londres, Xavier Bray,
«En definitiva, trata sobre la mortalidad del hombre, que es algo que nos afecta a todos», ha añadido acerca de «Lo Sagrado hecho Real», donde también concurren lienzos de Francisco de Zurbarán, Francisco Pacheco, Alonso Cano, y tallas cinceladas por la gubia de José de Mora y Juan de Mesa.
Tanto las telas como las imágenes se yuxtaponen y dialogan como complementos con un mismo objetivo, el de estimular la fe frente a las corrientes heréticas de la época a través de santos, vírgenes y crucificados muy reales, pero acentuando sobremanera aspectos eliminados por la reforma luterana.
Entre éstos se encuentran los sacramentos, las escenas de la Pasión y el éxtasis místico además de santos cuyas vidas y ejemplos son fácilmente comprensibles por la devoción y piedad populares, caso de un monumental San Francisco de Borja labrado hacia 1624 por Martínez Montañés y policromado por Francisco Pacheco, que la Infanta Elena «quería llevarse a su casa», según el comisario.
La hija de los reyes ha disfrutado con la dualidad establecida entre la espiritualidad y el arte que emanan de las piezas, así como con la iluminación y los reflejos intencionados con que ésta pretende sumir al visitante «en lo que es y en lo que parece ser», ha agregado Bray.
La pintura y escultura como arte inducido al servicio de la Contrarreforma frente a los postulados heréticos del agustino Martín Lutero, subyace en el origen de estas obras de arte sacro que la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha considerado «especialmente atractivas».
La ministra, en declaraciones a los periodistas, ha destacado el interés que ese muestrario «rico y completo» puede suscitar tanto al experto en arte como al visitante que se acerque a contemplar belleza o a conocer rasgos de una determinada época histórica.