El malagueño Manuel Jesús Zamora, licenciado en Filosofía, dibujante de cómics, músico y autor de novelas gráficas, ha recopilado en «Vampiros. Guía de supervivencia» (Berenice) los sistemas de defensa y ataque antivampiros, desde el clásico ajo al innovador teléfono móvil. Si le haces una foto o le grabas un vídeo a alguien con el teléfono móvil y luego no sale en la imagen, ojo, es un vampiro. Así de tajante se expresa el autor de esta guía, en la que ha recopilado todos los remedios contra los vampiros que ha generado el cine y la literatura.
A la manera de la exitosa «Zombi. Guía de supervivencia, de Max Brooks (actor e hijo de Mel Brooks), que explicaba, por un supuesto encargo de la ONU, cómo sobrevivir a un apocalipsis zombi, esta guía de vampiros ofrece un completo catálogo de remedios, armas, trampas y medidas preventivas para zafarse de los vampiros o para acabar con ellos.
La guía supone un repaso desde los clásicos, como el «Drácula, de Bram Stoker, o «El Vampiro, de John William Polidori, hasta los más modernos de la sala «Crepúsculo». «No me gustan los vampiros sin colmillos, o los que, cuando les da la luz del sol, en vez de hacerse polvo, les salen unas escamas doradas, ha dicho a Efe Manuel Jesús Zamora, de 32 años, al explicar que su guía es más deudora de los clásicos que de los modernos.
Zamora no se ha limitado a la recopilación de datos literarios y cinematográficos, sino que ha dado rienda suelta a su imaginación, como sucede en el capítulo sobre la «inteligencia vampírica, en el que se aprovecha de su inacabada tesina de licenciatura de Filosofía, que trataba sobre inteligencia humana, animal y mecánica.
También ha confesado Zamora haber ampliado el capítulo dedicado a la zoología, que Stoker restringía al murciélago, la rata y el lobo. Esta guía amplía el catálogo a varios felinos, al búho, a reptiles como el cocodrilo a insectos como el mosquito común, y al pulpo, lo que le ha hecho recordar, no sin cierto orgullo, que en un foro de internet se achacaba la cualidad vampírica al pulpo Paul, el que predecía los resultados del Mundial de Fútbol.
En otro capítulo, da otra vuelta de tuerca al asunto de la pervivencia de los «no muertos, ya que si los clásicos, una vez que se acaba con ellos, los convierten en humo o en polvo, Zamora señala que cualquier resto de sangre de vampiro es altamente contaminante, de ahí que se aconseje ir forrado en plástico, con mascarilla incluida, cuando se les vaya a clavar una estaca en el corazón.
Del cine reciente, como el de Robert Rodríguez, en cuya película «Abierto hasta el amanecer» se emplean preservativos rellenos de agua de ajo, de probada eficacia al hacerlos estallar contra un vampiro, ha tomado Zamora este arma que ha ampliado a las aparentemente inofensivas pistolas de agua, que permiten más disparos y mejorar la puntería.
Guía no carente de humor ni de imaginación, ésta contra los vampiros tiene en sus páginas cierto aire apócrifo, ya que su autor confiesa haber tomado gran parte de estos remedios de una supuesta sociedad secreta denominada «Círculo de la estaca y el tajo, cuyos miembros se suponen igualmente de larga experiencia en la lucha contra los vampiros en cualquiera de sus formas.
Zamora, hombre ocurrente y de buen humor, admite el término «frikada» -del término «friki»- para su guía, de cuyo contenido espera que los lectores se lo tomen como un pasatiempo: «Espero que nadie se lo tome en serio, concluyó.