Santiago Segura presentó este sábado en la sección oficial de San Sebastián El Gran Vázquez, una película sobre el dibujante de cómic Manuel Vázquez, «el último gran pícaro, a juicio del actor, que marca la diferencia con una actualidad en la que los corruptos son «menos graciosos» y «más gentuza».
Segura defendió tanto la figura profesional de uno de los más grandes dibujantes de cómic -le compara medio en broma, medio en serio con Velázquez- como su faceta personal menos conocida, más oscura, llena de «sablazos» y de timos.
Por ello la película muestra las luces y sombras de un personaje real, muy conocido para una generación de españoles y creador de personajes que han marcado toda una época, como las hermanas Gilda, Anacleto o la familia Cebolleta.
La idea de Segura -muy implicado en el proyecto desde el primer momento- y del director Óscar Aibar era hacer un homenaje a la figura de Vázquez y una representación lo más fiel posible a su vida, lo que era «bastante complicado porque con las cabronadas que hacía, era difícil que el espectador simpatizara» con él.
Los corruptos de ahora son menos graciosos
La clave estuvo en que para preparar el papel, Segura y Aibar hablaron con familiares y amigos de Vázquez y «todos hablaban de las cabronadas que había hecho Vázquez pero con una sonrisa. Porque era carismático, encantador y no había maldad en sus actos, sí irresponsabilidad e inconsciente, subrayó Segura.
«Todos tenemos normas que cumplir, pero él, añadió el actor y director, «se las saltó a la torera» y pagó un precio por lo que hizo. Ahora sin embargo hay «hay más permisividad» pero «los corruptos o los estafadores son menos graciosos, tienen menos arte, son más gentuza, son menos admirables.
El último gran pícaro ha sido Manuel Vázquez y fue un héroe absoluto de la cultura popular muy poco reivindicado y un referente para toda una generación, dijo el protagonista de «El Gran Vázquez». Un personaje para el que Segura tenía que hacer que el público se olvidara de Torrente y de sí mismo.
«Tengo el problema de Torrente y Santiago Segura porque Santiago Segura es también un personaje que está en las teles, que va a un programa si le convence un amigo. Me conocen demasiado a mí, y a la hora de trabajar como actor es a veces poso deseable para convencer al espectador de que no eres tú, explicó.
En cualquier caso, matizó, «Torrente tiene una gran diferencia con Vázquez y es que no tiene ningún talento, tiene un modo de vida miserable, cutre y patético». Aunque, como reconoció muy serio en la rueda de prensa, tenía un hándicap, y era su cara. «No tenía otra para interpretarlo, señaló el actor entre las risas del auditorio.
Segura, heredero de Rabal y Leblanc
Pero para hacerle meterse en el personaje tenía a Aibar, un director «muy metódico, que no quería «ni inflexiones de voz que recordaran a Torrente». Al respecto, el realizador del filme consideró que «un gran actor está mucho más allá de personajes que le han desbordado por su éxito popular, pero reconoció en una entrevista con Efe que «la sombra de Torrente es muy alargada». De ahí la necesidad de «matar a Torrente con esta película». Porque Aibar tenía claro desde el principio que Santiago Segura era la única opción posible para el personaje.
Primero pensó «en Francisco Rabal, pero está muerto, y después «en el Tony Leblanc de los años cincuenta, pero ahora está muy cambiado, por lo que el único que podía hacerlo era Segura, que es «el heredero de los dos».
Segura se convirtió así en Vázquez en esta película «muy divertida pero hecha muy en serio, una comedia que no menosprecia al espectador y que no busca el chiste fácil». Y en la que está acompañado de actores como Álex Angulo, Mercé Llorens o Enrique Villén.
Un filme en el que la estética del cómic está muy presente, con los colores, la música e incluso la aparición de algunos de los personajes creados por Vázquez para una historia que no ha convencido en sus primeros pases de prensa en San Sebastián y que resulta interesante en la misma proporción en la que interesa el personaje. Y con la que, sin duda, sus creadores buscan un éxito comercial, lo que Segura reconoce «sin ningún rubor».
«Me gusta hacer cine que la gente vaya a ver. Si es una película de calidad y comercial es como si me hubiera tocado la primitiva» aseguró.