El espectáculo ofrecido por el grupo irlandés U2 en su regreso a San Sebastián, cinco años después, ha cosechado un éxito garantizado de antemano por su faraónica puesta en escena, basada en un impresionante escenario circular que sobrepasaba en altura la grada de un repleto estadio de Anoeta.
La gran mayoría de los 45.000 espectadores que presenciaron el primer concierto en España de esta segunda fase de la macrogira «U2 360º» han quedado asombrados por la magnitud del montaje, con esa araña gigante que se eleva hasta los casi 50 metros y que está coronada por una pantalla cilíndrica que pesa 54 toneladas.
Muchos dicen que es lo más grande que se ha visto, y eso que el estadio de Anoeta, que cambiará el césped esta semana tras el concierto, ha tenido el lujo de recibir en los últimos cinco años a los propios irlandeses, los Rolling Stones y Bruce Springsteen, probablemente los artistas que más tonelaje mueven, con permiso de Madonna, la gran asignatura pendiente de la capital donostiarra.
Mientras los aficionados digerían la impresión causada por la enorme estructura con forma de araña, los neoyorquinos Interpol -un lujo de teloneros- se han afanado en el escenario para recordar que el motivo de tan magna reunión no era otro que la música.
Una vez finalizada la actuación de calentamiento, ha llegado el momento tan largamente esperado, sobre todo por los aficionados que se hicieron con la preciada entrada hace casi un año, y entre los sones instrumentales de uno de los temas inéditos incluidos en la gira, «Return of the Stingray Guitar, han irrumpido Bono (de negro y con sus inseparables gafas) y los suyos en la magnífica pista circular.
«Beatiful Day, «Mysterious Ways» o «I Will Follow» se han escuchado en la primera parte del recital, junto con canciones del último álbum («No Line on the Horizon»), como «Get On Your Boots» o «Magnificent».
La comunión entre el grupo y el público ha sido total desde «Elevation, coreada por todo el estadio, hasta el himno «I’m Still Haven’t Found What I’m Looking For, rematado por un inmenso coro de 45.000 almas.
Un comunicativo Bono ha recordado que «esta locura» de gira comenzó en España, concretamente en Barcelona hace más de un año, y ahora regresa a un país que, ha dicho, tiene mucho en común con Irlanda.
También ha felicitado a los españoles por la consecución del Mundial de fútbol, al que, ha lamentado, los irlandeses no pudieron acudir. En «In a Little While» se ha permitido un gesto clásico de estrella del rock al subir al escenario a una joven al borde del desmayo para compartir la parte más pausada del recital, que ha remontado el vuelo con «Vertigo, «I’m Going Crazy Tonight» y «City of Blinding Lights, durante la que la orgía de luz y color ha alcanzado su clímax.
El inevitable recuerdo solidario ha sido en esta ocasión para Amnistía Internacional y en concreto para la presa birmana Aung Suu Kyi, a la que ha dedicado un emotivo «Walk On».
Antes de los bises, U2 ha saciado a sus fans con la interpretación de dos de sus canciones inmortales: «One» y «When the Streets Have no Name, esta última del legendario «The Jhosua Tree».
El espectáculo se ha reiniciado con «Hold me, Thrill me, Kiss me, con Bono cantando a un espectacular micrófono luminoso bajado del cielo, a la que ha seguido otro de los himnos de la banda, «With or Without You, aunque el colofón lo ha puesto un tema de su último álbum, «Moment of Surrender».
La gira toma ahora rumbo a Sevilla, donde el grupo actuará el jueves después de haber retrasado un día la fecha inicialmente prevista para no coincidir con la huelga general.