jueves, octubre 3, 2024
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«El premio cambiará mi vida pero no a mí»

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Vargas Llosa recibió la noticia a las 5.30 de la mañana cuando leía ‘El Reino de este mundo’, de Alejo Carpentier. No ha dudado en recomendar la obra a las decenas de periodistas que se aglutinaban en el Instituto Cervantes de Nueva York para recoger las primeras declaraciones del ganador de un Nobel. La obra que lo ha empujado a un exclusivo podio; «Cartografía de las estructuras del poder y aceradas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo».

«Yo creía que era una broma -ha dicho Llosa cuando el secretario General de la Academia le comunicó la decisión al otro lado del hilo-, le dije a mi mujer ¡espera, no llames a nuestros hijos hasta que no lo confirmen!». Para añadir más incertidumbre al momento la llamada se cortó, pero en internet pronto empezó a espolvorearse la noticia. El autor de ‘La ciudad de los perros‘ nació en Perú hace 74 años. Ya no se creía candidato al Nobel de Literatura y el galardón le ha pillado por sorpresa, que no fuera de juego. Todo lo contrario, este jueves aparecía un exultante y emocionado Vargas Llosa ante los medios. Reconocía que ya tiene una edad para que el premio cambie su percepción del mundo aunque a partir de ahora su vida va a ser «una locura». «Tampoco le vamos a decir a la Academia que no», ha ironizado Llosa, aunque esperaba tranquilidad en estos seis meses que iba a pasar dando clase en la Universidad neoyorkina de Princeton. 

Como en todo momento trascendental, la vida pasa por delante y Mario no se ha olvidado de agradecer a España quién es. «Fue el primer país que publicó mis novelas en 1959, cuando nadie creía en mí, cuando había una dictadura sobre la que saltar». Llosa no olvida, ni a nosotros ni a un país que lo desheredó hace ya muchos años, Perú. «Yo soy Perú y escribo de Perú». Alentado por la nueva imagen que los países latinoamericanos extrapolan al exterior ha sentenciado orgulloso que Latinoamérica «también crea artistas».

Un tema quedaba colgando en la rueda de prensa. Gabriel García Márquez, su gran enemigo. Y siguió quedando fuera. Llosa no ha querido hacer ninguna declaración de él en un día en el que todo merecía ser agradable. Fue el joven y talentoso Vargas Llosa quien asestó, hace 34 años, el golpe sorpresivo a su, por entonces, gran amigo García Márquez, cuando el 12 de febrero de 1976 ambos se encontraron a la entrada de un cine en Ciudad de México.

Las causas del suceso siempre se mantuvieron en el enigma por la decisión de ambas figuras literarias de no difundirlas, un pacto tácito que han respetado a lo largo de más de tres décadas. Por diferentes caminos a los dos les ha premiado la vida con un Nobel. Pero hoy y como ha demostrado guardando silencio sobre el asunto, es el día de Mario Vargas Llosa.

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