Eva Lootz, ganadora del premio Tomás Francisco Prieto de Medallística en su edición de 2009, expone en el Museo Casa de la Moneda dibujos, esculturas, grabados y vídeos. Más de 250 obras reunidas bajo el título ‘A la Izquierda del Padre’ podrán verse del 26 de noviembre de 2010 hasta el 6 de febrero de 2011. La muestra será presentada a los medios el 24 de noviembre a las 11:00 horas e inaugurada por S.M. la Reina doña Sofía el jueves 25 de noviembre a las 19:00 horas, dentro de los actos que se celebrarán con motivo de la entrega del premio Tomás Francisco Prieto de 2010 a Alfredo Alcaín.
‘A la izquierda del Padre’
Comisariada por Aurora Fernández Polanco, la exposición inicia su recorrido en la primera sala donde el espectador se ve rodeado de dibujos que remiten a los sentidos (Lessons of Touch, las Lenguas y la Camisa de invierno) muestran la herida, mientras los Agujeros nos introducen de lleno en el mundo de la pérdida. Lo real asoma aquí y allá, despunta.
En la sala 2 nos reciben los Mandalas de la sangre en un espacio envolvente, interior necesario donde ver se convierte en sentirse en el presente del calor del cuerpo. El nudo borromeo toma protagonismo: lo real, lo imaginario y lo simbólico se ponen a trabajar en Angry Drawings, Entremanos y el vídeo No es más que un pequeño agujero en mi pecho.
La araña sigue tejiendo en la sala 3, enredándose entre palabras y conceptos; no en vano el hilo inevitable del Fort-Da, Hojas parlantes, Papillas elementales, Traumdeutung, Dibujos escritos. Allí también, del lado de la escucha, el Plato de la oreja y la vitrina con la medalla hecha por encargo de la Fundación Real Casa de la Moneda, un homenaje buscado al oído para llevar las cosas a otro sentido y separarse un poco de la omnipresencia canónica de la vista. En el reverso: fragmentos de escritura superpuesta que se vuelve ilegible.
La sala 4 acoge el homenaje a las hermanas tejedoras, La vérité est mieux que rien (Louise Bourgeois), Ellas (María Zambrano), En la muerte de Gerda y El diván etrusco.
El vídeo Ángulo ciego, nos muestra cómo, a la izquierda del padre, se impone abandonar la visión frontal y ver por el rabillo del ojo, situarse en el ángulo ciego de la visión.
Y finalmente un hecho curioso: «Pater» es el segundo apellido de Eva, por lo que «Lootz» está entonces, irremediablemente y ya desde la cuna, a la izquierda del padre.- Además ¿qué padre es más padre que el que lo es en latín?
Las sombras del patriarcado
Si a la derecha del Padre está el Hijo, la palabra y la luz, siguiendo una lógica elemental de las direcciones opuestas, a la izquierda estarán aquellos que no se benefician de los privilegios de la primogenitura, de la herencia, de la hacienda y del nombre: los innombrables, los huérfanos de la fortuna, los condenados a vagar en la sombra, a ser el resto. Los excluidos, en definitiva, que habitan, vagamente lo indican las Escrituras, un territorio donde reina «el llanto y crujir de dientes»… y la mujer está entre ellos.
«A la izquierda del Padre» significa, sin duda, adentrarse entre las sombras del patriarcado, explorar un territorio acerca del cual la tradición apenas se pronuncia, significa querer aclararse acerca de un mapa que subyace a nuestro lenguaje, a nuestras costumbres y a nuestro sentido del espacio.
Eva Lootz llama la atención acerca del paralelismo existente en nuestra cultura en el trato dispensado tanto a la tierra como a la mujer; ambas infinitamente explotables, susceptibles de ser dominadas y puestas al servicio de… La tierra como mero depósito de materias primas a disposición del más fuerte y la mujer como objeto de disfrute, engendradora de mano de obra y fuerza de trabajo no remunerada.