El escritor Mario Vargas Llosa ha afirmado este domingo, poco antes de partir de Madrid a Estocolmo, que el conflicto de los controladores aéreos que paralizó durante 24 el espacio aéreo español «ha inyectado un poco de emoción» al Premio Nobel de Literatura que recibirá el próximo viernes en la capital sueca.
Los controladores han creado «un cierto nerviosismo» al esprín final de los preparativos de «esta gran aventura» que comienza ahora, ha dicho el escritor peruano, que este lunes comenzará con una rueda de prensa los actos que acompañan la recepción del Nobel.
La paralización de las operaciones aéreas entre el viernes y el sábado obligó a Vargas Llosa a buscar alternativas para su viaje y este viernes llegó a pensar en desplazarse a Lisboa en automóvil para tomar allí un avión hasta Estocolmo.
El escritor ha podido seguir finalmente el plan previsto y su vuelo ha despegado del aeropuerto de Barajas a las 10.10 horas con destino a la capital sueca.
Poco antes de subir a este avión, Vargas Llosa se mostró ilusionado con la recepción del galardón de manos del rey Carlos Gustavo de Suecia, pero también con la compañía de todos los amigos que estarán con él en la capital sueca.
«Va a ser muy bonito. Es el encuentro con tantos amigos que van a venir de España y Perú», ha destacado.
Más de un centenar de amigos acompañarán al autor de Conversación en la catedral, por lo que el escritor dijo sonriendo: «No sé si volverán a dar un premio a un latinoamericano después de esta invasión».
Junto a Vargas Llosa viaja su mujer, Patricia, su hija Morgana y la hija de ésta, de pocos meses.
Mario Vargas Llosa se despidió en la noche de este sábado de Madrid en el estadio Santiago Bernabéu, donde realizó el saque de honor del partido que enfrentó al Real Madrid y al Valencia.