Serenos, muy seguros de sí mismos, un pelín arrogantes se podría decir. Pero se lo han ganado. 30 Seconds to Mars atiende una hora antes de arrasar en el Palacio de Vistalegre de Madrid, donde este viernes se apiñaron 11.000 espectadores para ver al grupo liderado por el actor Jared Leto.
«¿Te parece que estoy nervioso?», inquiere Shannon Leto, el hermano del vocalista, mientras pone cara de tipo duro. Los ojos del batería atraviesan como si de una lanza se tratara, dando a entender que está más que preparado para salir al escenario y ofrecer una buena dosis de rock.
La conversación tiene lugar en los bajos del recinto capitalino, y dado que las puertas de entrada ya están abiertas, la entrevista tiene lugar en medio de ruidos ensordecedores, del retumbar de miles de pies que corretean por las gradas y el foso de la plaza taurina, porfiando por alcanzar el mejor lugar posible.
«No terminamos de creernos la repercusión que tenemos en Europa, y a veces pienso que todo esto es un sueño. Siempre he querido venir a España, porque nuestro abuelo era medio español», confiesa Jared, que compagina el grupo con su carrera en el cine -«Requiem por un sueño», «El señor de la guerra», «Alejandro Magno»-.
Igual no garantiza el éxito, pero si tu cantante es un actor de cierto prestigio, el ascenso se torna más sencillo: «Cualquier cosa que hacemos en la vida nos alimenta, ya sea en un sentido positivo o negativo, y creo que mi trabajo como artista nos ha ayudado a llegar hasta aquí», afirma Jared.
Tampoco parece que eche de menos el séptimo arte, habida cuenta de la forma en que diferencia su rol como intérprete y su vocación musical: «Cuando eres actor, alguien te da tus diálogos, pero -precisa- cuando eres músico, tú creas el diálogo. No hay actuación, es justo lo contrario».
La situación actual de la banda no podría ser más luminosa, con entradas agotadas en la mayoría de los conciertos y discos que se venden como rosquillas. «Habíamos tenido muchos momentos brillantes, de esos que sabes que significan algo importante, pero este año en particular ha sido muy satisfactorio», celebra el vocalista.
De hecho, algo más de un año, ya que el grupo acumula catorce meses de gira ininterrumpida.
«Hoy es nuestro antepenúltimo concierto antes de volver a casa, y se podría decir que es una sensación especial. Aún no hemos acabado y ya lo estoy empezando a echar de menos. Ha sido una experiencia maravillosa», proclama Shannon.
La sorpresa, de carácter mayúsculo, se produce cuando el batería afirma que no habrá mas discos de 30 Seconds to Mars: «Después de esto, una buena borrachera y nos retiramos. Nos encanta tocar delante de tanta gente, pero ya es suficiente. Estamos cansados y…». Y entonces rompe a reír, dejando bien claro que todo era una broma.
«Estamos tan centrados en la gira que no tenemos tiempo para pensar en otro disco. Hasta ahora sólo hemos tenido pequeñas charlas sobre lo que queremos hacer. Además, aún sentimos muy reciente nuestro último álbum, ‘This is war'», añade.
Más de uno podría opinar que estos músicos pecan de perezosos -solo han lanzado tres discos en doce años de carrera-, pero Shannon defiende los tiempos creativos de la banda.
«Nos lleva el tiempo que nos lleva, sin prisas ni apuros. En eso consiste la música, en ser paciente», dice.
Mientras llega o no llega ese nuevo trabajo, los fans españoles de 30 Seconds to Mars tienen otra cita con la formación estadounidense, que este sábado cierra su periplo ibérico en el Sant Jordi Club de Barcelona.