De dioses y de hombres de Xavier Beauvois, fue elegida este viernes mejor película francesa del año en una ceremonia de los César que estuvo dominada por Roman Polanski, que ganó el premio al mejor director y cuya película El escritor cosechó el mayor número de estatuillas.
Beauvois salvó los muebles con el premio más importante de la noche, un galardón que tapa el fracaso que obtuvo en la gala, donde se fue con tres estatuillas de las once a las que optaba.
De máxima favorita, la historia de los monjes cistercienses en Argelia, transcurrió por la gala como la gran derrotada, para resurgir al final de la ceremonia como la mejor película.
Pero pareció poco premio para una cinta que ha logrado un gran éxito de crítica y público en Francia, donde más de tres millones de personas la han visto en la gran pantalla. Además, acudía a la gala con el respaldo de haber ganado el Gran Premio del Festival de Cannes.
Pero a medida que transcurría la gala vio como se le iban escapando César, para finalmente atesorar sólo el de mejor actor secundario y mejor fotografía, antes de la guinda final.
«Más vale tarde que nunca», exclamó el veterano Michael Lonsdale tras recoger el galardón al mejor intérprete secundario, el primero en la dilatada carrera de un actor que en mayo cumplirá 80 años y que ha rodado junto a los grandes del cine francés.
Luego llegó la cinta, el premio a la mejor película que Beauvois recibió de manos de Jodie Foster, presidenta de la ceremonia.+
Fue la salvación para la película, mientras que El escritor se marchó con cuatro premios, más que ninguna otra al término de una ceremonia de premios muy repartidos.
A sus 77 años, Polanski fue el más presente en la gala, como si el cine francés quisiera mostrarle su respaldo tras el año plagado de problemas judiciales que tuvo, buena parte del mismo arrestado en Suiza a petición de Estados Unidos, donde la justicia quiere juzgarle por un delito de abuso sexual cometido en 1977.
El director franco-polaco no quiso perder la ocasión de mostrar su reconocimiento. Lo hizo al subir a recoger el premio al mejor director, cuando recordó que acabó su película «en la cárcel».
Era su tercer César, el último logrado en 2003 por El pianista, lo que le consagra como uno de los directores más premiados por el cine galo, que le siente como suyo.
Ausente en las candidaturas interpretativas, El escritor acompañó el premio de Polanski con tres estatuillas técnicas, la de mejor guión adaptado, música y montaje. Suficiente para salir con más premios que nadie de una gala que el propio Polanski abrió al entregar el primer César de la noche.
Las continuas referencias a su persona y el respeto que se le mostró le convirtieron en el personaje de la noche pese a que finalmente su cinta no fue escogida como la mejor.
‘Gainsbourg’ se lleva tres
La otra triunfadora de la noche fue Gainsbourg (Vie héroïque)», de Joann Sfar, que atesoró tres de las ocho estatuillas a las que optaba.
De entre ellas destacó la de la mejor ópera prima y la de mejor actor, que recayó en Eric Elmosnino.
La academia premió su recreación del genial Serge Gainsbourg, el increíble parecido que logra este intérprete procedente del teatro y poco visto en la gran pantalla.
Ese rendimiento le valió imponerse a consagrados actores como Lambert Wilson (De dioses y de hombres, Gérard Depardieu (Mammuth), Romain Duris (L’Arnacoeur) y Jacques Gamblin (Le nom des gens).
Wilson, que partía como favorito, vio cómo se le escapaba el premio por séptima vez en su carrera.
El premio de interpretación femenina también fue una sorpresa. No recayó en Catherine Deneuve, como todo el mundo esperaba, si no en Sara Forestier por «Le nom des gens», que sumó así su segunda estatuilla tras la ganada en 2005 como actriz revelación.
Deneuve deberá esperar para sumar su tercer César y el último lo ganó hace ya 18 años.
La gala también tuvo acento latino. Lo puso el intérprete venezolano Edgar Ramírez, mejor actor revelación por su encarnación del terrorista Carlos en la película homónima de Olivier Assayas.
Sin premio se quedó el argentino Juan José Campanella, cuya obra «El secreto de sus ojos» optaba al César de mejor película extranjera, que recayó en la estadounidense La red social de David Fincher.
La gala, con continuas referencias a los conflictos que vive estos días el mundo árabe, con un homenaje en forma de silla vacía al cineasta iraní Jafar Panahi, sirvió también para entregar un César de honor a Quentin Tarantino que lo agradeció por provenir «del país que más respeta al cine en el mundo».
Redacción