La venta de una cama al célebre actor Brad Pitt ha abierto las puertas del éxito en Hollywood a un modesto artesano filipino que diseña y hace muebles inspirados en las formas caprichosas de la naturaleza.
A pesar de la fama, Kenneth Cobonpue continúa trabajando en el mismo taller que hace más de tres décadas abrió su madre en la casa familiar de Cebú, en la región central de Filipinas, de donde obtiene la mayor parte del material que emplea en sus creaciones.
Cobonpue confiesa que fue el primer sorprendido de que muebles hechos con sus manos aparecieran en películas como «Ocean’s thirteen» y en series estadounidenses de televisión.
«No es algo planeado, no pagamos por ello. De hecho, la mayoría de las veces me entero porque me llaman amigos para decirme que han visto un mueble mío en el cine o en la televisión», comenta a Efe.
El gran salto de este diseñador a la fama internacional llegó cuando Brad Pitt adquirió hace varios años en una feria de Los Ángeles uno de sus muebles, una cama inspirada en la forma de un coco hecha con ratán, una planta similar al mimbre muy popular en Asia.
«No le conozco, quizá este año pueda hablar con él porque me han invitado a un evento en Hollywood. Pero creo que mis obras deberían tener un valor por sí mismas, sin que influya quien las compre», dice este diseñador, de 40 años.
Una réplica de la cama que Pitt adquirió y de la cuna a juego que adquirió para uno de los hijos que tiene con Angelina Jolie, forman parte de la exposición de obras que Cobonpue exhibe en un acogedora estancia contigua al taller de este negocio familiar que inició su andadura como carpintería.
Por el local están cuidadosamente colocadas las colecciones de sillas, camas, mesas, estanterías y lámparas, casi todo hecho con materiales naturales, incluidos el ratán y el bambú, que hasta hace poco estuvieron considerados materiales de segunda categoría y reservados para hacer muebles de terraza o jardín.
«Quería convertirlos en un material elegante, pues Filipinas ya exportaba muchos muebles baratos de ratán y de bambú y yo deseaba cambiar esa línea», señala el artesano cuyo deseo era crear piezas exclusivas que se adapten al salón de una casa o a un dormitorio.
Cobonpue apunta que la apuesta por el ratán y el bambú también tiene una vertiente ecológica, ya que ambas son muy abundantes en Filipinas, al contrario que otras especies de árboles o plantas, gravemente amenazadas por la tala indiscriminada.
«Creo que la innovación con fibras naturales poco exploradas ha sido uno de mis secretos. Hasta ahora sólo se empleaba madera, pero también podemos usar el ratán, el bambú o las algas. Creo que empecé a crear diseños innovadores con estos materiales en el momento oportuno», reflexiona.
En el taller ubicado junto a su casa situada en el centro de la ciudad, varias decenas de operarios sierran, tallan, lijan, pulen y pintan sus creaciones, sin recurrir apenas al empleo de máquinas.
Fue aquí y cuando la fábrica no era más que un pequeño apéndice de la casa familiar, donde siendo un niño Cobonpue se interesó por el mundo del diseño viendo trabajar a los empleados de su madre, una artesana respetada por los lugareños.
«Tras un intento frustrado de estudiar empresariales, traté de entrar en la escuela de Bellas Artes en Filipinas, pero no me admitieron porque no dibujaba suficientemente bien. Pasé un año practicando dibujo y terminé estudiando en Nueva York», relata.
Con el título bajo el brazo, Cobonpue intentó a mediados de los años noventa instalarse durante un tiempo en Estados Unidos, pero al no encontrar trabajo regresó a Filipinas para ayudar a su madre en el negocio familiar.
«Entonces comencé de verdad a diseñar. Al principio me inspiraba sobre todo en la naturaleza, en recuerdos de infancia, y sigo haciéndolo. La belleza puede estar en cualquier objeto. Por ejemplo, una de mis últimas creaciones está basada en una lata de refresco aplastada. El reto del diseñador es encontrar esa belleza», matiza este creador al que el éxito le sonríe.
EFE/Eric San Juan