Un enorme corazón humano de 3,5 metros de altura, formado por más de 3.000 toalleros de porcelana blanca de los años setenta, «late», con la ayuda de lámparas leds, en Roca Madrid Gallery, un espacio expositivo recientemente inaugurado en esta capital por la firma barcelonesa del mismo nombre. «Con el corazón» es el título de esta pieza, de unas dos toneladas de peso, creada para Roca por el estudio de arquitectura Saeta, de Barcelona, del que forman parte Bet Cantallops, Pere Ortega y Fernando Ansorena.
A mitad de camino entre el arte, el diseño y la arquitectura, la escultura ha sido realizada ex profeso para ser expuesta hasta finales de julio en el nuevo espacio de la compañía fabricante de sanitarios, que abrió hace diez días y ha sido proyectado por el Estudio Lamela. La escultura reproduce un corazón tal y como éste aparece en los libros de anatomía, y su mayor reto creativo, comentó en entrevista con Efe Bet Cantallops, ha sido precisamente el de darle un acabado exterior semejante al real a partir de estas piezas cerámicas manufacturadas.
En comparación con la realidad, los relieves de la escultura son más uniformes: «Las líneas del corazón anatómico han sido suavizadas para facilitar la creación de la escultura», detalló la arquitecta. Las 3.248 perchas de la serie Onda de los años 70 -que se sigue fabricando aunque menos- se ensamblan hasta recrear la piel de este «corazón anatómico interpretado», como lo denomina su creadora, que a primera vista no se percibe de qué está hecho.
Curiosidades
A cierta distancia podría parecer recubierto de escamas, debido a la posición invertida de las piezas, que van enganchadas a una estructura de acero y madera contrachapada que se presiente pero no se llega a ver. El corazón, de 3,5 metros de alto y dos metros de ancho, tiene un ángulo de inclinación de unos diez grados, el mismo que el corazón humano, apunta la arquitecta, y ello conlleva una dificultad extra: precisa una gran base de seis metros cuadrados que ha habido que enterrar en un suelo negro de neumáticos molidos.
A nivel táctil, llama la atención la frialdad de una «piel» blanca y brillante en un órgano humano relacionado con el amor y la calidez. Algo que viene a contrarrestar la instalación de luz intermitente que simula el latir de este corazón. Los creadores de la escultura han colocado dos fuentes de iluminación con ritmo acompasado, una en el interior y otra en el exterior: «La secuencia de la luz interior es más pausada, y la del exterior más dinámica», explicó Cantallops.
Este juego de luces reinterpreta el flujo sanguíneo, además de que, a nivel estético, hace resaltar dos características de la pieza: la metafórica transparencia de la luz que emana del corazón, y el brillo de la cerámica. Por último, en cuanto a las arterias y las venas coronarias, la escultura ha simplificado el modelo anatómico humano y presenta solo tres, que aparecen recreadas con tres lavabos circulares del modelo «Terra», de la misma firma.