En el pasado más reciente, la frase “lo mejor del mundo” ha sido utilizada en nuestro país, con poco rigor y ciertamente con un carácter de autocomplacencia cercana a las manifestaciones de nuevos ricos que, como en la vida misma, eran perjudiciales ante nuestros vecinos.
Yo voy a hablar de algo que supera el concepto de mejor. Es único en el mundo: es nuestra danza y en particular si viene servida por la Compañía de Antonio Gades.
En pocas ocasiones se han escuchado en el Teatro Real ovaciones tan grandes y sin fisuras como las que el público ha celebrado en las producciones Carmen, Fuenteovejuna, Bodas de Sangre o Suite Flamenca. En todas ellas la figura y el magisterio del gran Antonio Gades está presente.
Arte en todas las imágenes y movimientos. Realizado con la austeridad, disciplina, seriedad y trabajo entusiasta que son parte importante del legado de Gades.
La Fundación Antonio Gades que dirigen Eugenia Eiriz, María Esteve y Josep Torrent ha conseguido hacer inmortal al bailarín. No solo un mito. Algo y alguien tangible que a través de sus enseñanzas podemos todavía disfrutar.
Stella Arauzo, Miguel Lara, Cristina Carnero, Maite Chico María José López, Conchi Gómez, María Nadal, Vanesa Vento, Virginia Giñales, Merche Recio, Joaquín Mulero, Ángel Gil, Elías Morales, Antonio Mulero, Jairo Rodríguez, Alberto Ferrero y David Morales son los grandes bailarines a los cuales les acompañan como cantaores Alfredo Tejada, Joni Cortés, Gabriel Cortes y Enrique Pantoja. Los guitarristas Antonio Solera y Camarón de Pitita complementan un elenco que merecen este sencillo homenaje al ser citados.
También hay que nombrar al Ayuntamiento de Getafe que les proporciona las instalaciones a la compañía y no me duelen prendas, nunca mejor dicho, si digo que Loewe les patrocina la retransmisión de estas representaciones, que pueden ser admiradas vía satélite en diversos cines.
A todos ellos debemos que se mantenga con enorme dignidad algo tan nuestro y único en el mundo: la danza española.
Concha Carbajo para Estrella Digital